MSF denuncia la falta de acceso a tratamientos
Servimedia
Al menos 450 millones de personas en todo el mundo tienen un problema de salud mental y el 85% de ellas viven en un país de renta media o baja, lo que implica que entre el 60 y el 80% de la población con estos trastornos carece de acceso al tratamiento farmacológico o terapéutico que precisa.
Así lo advirtió este jueves la psiquiatra y responsable de salud Mental de Médicos sin Fronteras (MSF), Cristina Carreño, en la jornada online ‘Vulnerables, hacer visible lo invisible’, organizada por la confederación Salud Mental España.
Según Carreño, “en algunos contextos, el porcentaje de personas con trastornos mentales que no disponen de tratamiento llega al 95%”.
Apuntó que el 23% de quienes se ven envueltos en una crisis humanitaria (guerras, desastres naturales, epidemias…) desarrollan un problema de salud mental, “bien por sufrir una recaída, bien a causa de dicha situación”.
Esto supone “un problema de salud global realmente grave” y subrayó que “al año, el suicidio se cobra la vida de unas 800.000 personas”. Además, los problemas de salud mental rebajan la esperanza de vida, prosiguió, con una reducción que puede llegar a los 10 o 20 años en el peor d los casos.
“En los lugares donde trabajamos, migrantes y refugiados; niños y adolescentes, mujeres y minorías étnicas son los grupos más vulnerables a sufrir este tipo de trastornos”, prosiguió, además por supuesto de quienes ya están diagnosticados.
Subrayó cómo además de alteraciones propiamente físicas, “la pobreza, el desplazamiento, la violencia, enfermedades como el VIH o la tuberculosis y la malnutrición” están detrás de muchos trastornos mentales.
Por otro lado, destacó que MSF trabaja “en lugares donde las necesidades más básicas no están cubiertas, así que la salud mental es un tema que casi ni se plantea”. “Son trastornos invisibles que, al igual que sucede con las películas en 3D, necesitan unas gafas especiales” para ser vistos. “Nosotros trabajamos para que los Gobiernos se pongan las gafas y lo vean”, recalcó .
MSF se ocupa de facilitar acceso a tratamientos para los pacientes; formar a los trabajadores locales en salud mental, y concienciar a familias y comunidades. “Existe un gran estigma que es preciso romper”, apuntó Carreño, tras lamentar “la falta de recursos y de formación especializada”. Por eso, pidió más inversión en estos programas, que además se han visto especialmente recortados por el coronavirus.