Ana Sastre, delegada del Cermi.
Hace apenas dos semanas, el Congreso de los Diputados saldaba una deuda histórica con un sector que ha contribuido de manera notable a la prosperidad de nuestro país, generando riqueza y sembrando valores. Con la aprobación de la Ley de la Economía Social se establece un marco jurídico a este sector empresarial y se le reconoce como interlocutor válido en materia de formación y empleo. Ana Sastre, coordinadora de Empleo y Formación de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes ), y delegada del Cermi para la Convención de la ONU, analiza para Solidaridad Digital lo que significa para la discapacidad la aprobación de esta ley.
A grandes rasgos, ¿están contentos con la recién aprobada ley de economía social?
Sí, por supuesto. Es un texto que reconoce tanto a las entidades de la Economía Social, en las que se incluye a las asociaciones de personas con discapacidad y los centros especiales de empleo, y formaliza esa manera de hacer empresa, los fines que promueve. Esta ley es importantísima.
¿Cuáles son los grandes aciertos y las fallas, de tenerlas, del texto legal?
Los aciertos… sin duda, el punto fuerte es que reconoce la interlocución formal de la Economía Social a través de en aquellos órganos de la administración central y autonómica donde se debatan políticas y temas que afecten directamente al sector. De forma expresa se menciona la participación en todos los foros donde se llevan a cabo las políticas activas de empleo. Y así debe ser porque la Economía Social ha demostrado, en todos estos años, su solvencia para incorporar al mercado de trabajo a personas con dificultades o en riesgo de exclusión. Que se nos admita como interlocutores válidos, como agente socioeconómico necesario para diseñar buenas políticas en el ámbito de empleo ha sido una enorme satisfacción. La ley asimismo reconoce la labor que hace la Economía Social (EC) en atención a la dependencia, algo que ha sido un espaldarazo porque es uno de los campos en los que la EC ha tenido una partición crucial.
¿Alguna tacha..?
Si he de destacar algún punto débil, tal vez el hecho de que, por la situación socioeconómica que atravesamos, ya se habla de que las actividades de fomento no supondrán un incremento en las partidas presupuestarias.
¿El Congreso ha atendido las demandas del sector de la discapacidad?
Sí, además es un texto aprobado por unanimidad. Lo más difícil fue llegar hasta aquí; las empresas de Economía Social han estado ahí siempre y ya era de justicia reconocer su labor, y recompensar el trabajo del sector.
¿Ha habido algún punto que supusiera un escollo? ¿Algún asunto concreto que causara fricción?
No, la discapacidad está integrada a la perfección en la Economía Social, así que teníamos clarísimo lo que necesitaba el sector, que es exactamente lo que recoge la ley.
¿Qué necesitaba el sector que no tuviera, aparte de ese reconocimiento expreso?
Una ley que abriera las puertas a las medidas de fomento, a la formación, a considerar a la EC como un agente más a tener en cuenta en todas las medidas y actuaciones que afecten al empleo.
¿De qué modo este texto contribuirá a la creación de empleo?
Las empresas de EC llevan mucho tiempo impulsándolo, así que ayudará a que las políticas activas de empleo sean todavía más eficaces, y dará una seguridad y una garantía jurídica. La ley fomentará los principios que inspiran y rigen la EC: inclusión laboral en aquellos ciudadanos en riesgo exclusión (parados de larga duración, mujeres, etc.), fomento del empleo en los entornos rurales, ETC. Además, al impulsar estas prácticas sociales, otro tipo de empresas se interesará por ellas.
La tan temida bancalización de las cajas, ¿afectará a la Economía Social?
Sí, afectará. Sin duda. Los fondos de las Cajas de Ahorro se destinaban, en muchas ocasiones, para la creación de empleo. Sin esos fondos, o sin la exigencia de destinar fondos a causas sociales, éstas se resentirán. De hecho, la EC ya ha mostrado su inquietud frente a esta reforma.
Juguemos a ser agoreros. En el supuesto de que se produjera esa bancalización, ¿cómo se reorganizaría la EC?
Entiendo que afectará -de producirse, que esperemos que no- a las entidades de Economía Social que trabajan en la prestación de servicios para colectivos en riesgo de exclusión, incluyendo en esos servicios la integración laboral y el desarrollo rural. Las Cajas apoyan mucho el desarrollo rural, son entidades que ofrecen apoyo financiero a las pequeñas empresas de EC, que pueden estar arraigadas en el territorio sin grandes volúmenes de negocio. Si la reforma fuera negativa, habría que ver el impacto que tiene a nivel financiero en las empresas de EC y buscar soluciones.
LA EC ha demostrado que lo social puede ser rentable. ¿Hasta qué punto el concepto de RS ha calado en la cultura empresarial? ¿No se presenta a modo de moda, como algo coyuntural en vez de estructural?
Si se hace una buena aplicación de la Responsabilidad Social, si se incorpora estratégicamente en las empresas no puede desaparecer. Aquellas que utilicen la RSC como marketing se darán cuenta, a la larga, de que no les reportará valor añadido, puesto que el valor añadido de una acción de RSC sólo deviene en aquellas entidades que la incorporen como valor o principio de gestión, de orientación al cliente. De cualquier manera, la RS está ahí para quedarse.
¿Ha de legislarse?
Es importante que, de alguna manera, se asienten unos principios se reconozcan la labor que hacen las empresas en ese sentido. No tanto de regulación como de reconocimiento, que conciencie de que la RSC es un oportunidad y no un lastre.
Volvamos a la Economía Social. Decía usted que la ley ha supuesto un reconocimiento formal. ¿Para cuándo el reconocimiento social?
Es la cuenta pendiente, saber transmitir a la sociedad todo lo que hacemos. La ley nos ayudará a impulsar el conocimiento y formación de la EC en los curricula, y eso, a su vez, redundará en una mayor concienciación social. Quienes no trabajan en la EC apenas la conocen, no entienden su concepto ni los principios que la rigen. Y para ello también necesitamos de la colaboración de los medios de comunicación.
¿Cuáles son los desafíos más inmediatos para la EC?
Ahora mismo, contribuir a salir de la crisis y a hacer un marco regulador suficientemente seguro y favorable para remontar la actual situación socioeconómica. Además de eso, que ahora es prioritario, nos quedan algunos espacios por conquistar. Por ejemplo, que se nos vea como un agente social, que estemos directamente incluidos en organismos donde se decida la formación, las políticas de empleo, que participemos activamente.
¿Alguna propuesta para salir de la crisis?
Ahora mismo se está preparando un documento en el que se hacen propuestas para la creación de un marco jurídico más favorable para el desarrollo de las entidades de Economía Social, que elimine trabas y que ayude a generar empleo.
¿Ha hecho tanta mella la crisis en la Economía Social como en otros ámbitos?
No. Por una razón muy sencilla: los principios de la ES hacen que nuestros empleos sean más estables. Se ha evidenciado que no ha habido una destrucción de empleo en la Economía Social y, por tanto, se ha hecho patente que nuestro modelo es acertado y resistente. A esto también ha contribuido las muchas medidas ejemplares que se han dado en la EC, como la bajada de sueldos.
Será emocionante ver a la Economía Social negociando con sindicatos y patronal…
Tocará hacerlo…
¿Será fácil?
Resultará extraño. Para nosotros y para ellos, que tendrán que negociar con un nuevo agente.
Esther Peñas/Foto: Javier Lorente