Más de 2.400 asociaciones se han creado con el apoyo de esta entidad
Servimedia
Alrededor de 5.000 personas con discapacidad en India participaron en el programa de formación en derechos que desarrolla la Fundación Vicente Ferrer (FVF) en 2019, según explicó a Servimedia la presidenta de esta ONG, Anna Ferrer. Más de 2.400 asociaciones se han creado con el apoyo de esta entidad.
En 2016, el Gobierno indio aprobó una Ley General sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad “muy amplia y avanzada" pero desconocida en muchas partes del país, explicó. Por ello, añadió, "es necesario que los beneficiarios, las personas con discapacidad conozcan primero cuáles son estos derechos y después cómo reclamarlos y, si es preciso, defenderlos".
Con este objetivo, desde el sector de discapacidad de la FVF se puso en marcha un programa de formación en derechos y de promoción del movimiento asociativo. Además, se tradujo la ley al telugu (idioma local), se elaboraron pequeños resúmenes con los puntos principales y se diseñaron carteles y dípticos.
El programa arrancó en 2019 y hasta la fecha ha contado con la participación de 5.000 personas con discapacidad, organizadas en grupos locales. Según Ferrer, se les explica "a qué oficinas han de acudir, qué documentación necesitan y como han de reclamar estos derechos en caso de que no se les concedan".
Con todo, "lo más importante es difundir la ley", que abarca aspectos tan distintos como el acceso a la salud, la igualdad en la educación, la no discriminación en el empleo, etc. En la formación también han participado líderes de las comunidades, funcionarios públicos, profesores y los trabajadores de la propia FVF.
Asimismo, "procuramos promover un movimiento asociativo autónomo de personas con discapacidad", agregó Anna Ferrer. La idea es que ellos mismos se organicen y monten sus propias asociaciones, como sucede en España con la ONCE, el Cermi u otras similares, según dijo. "Y la verdad es que en varios pueblos ya están funcionando pequeños grupos que se han asociado y se manejan perfectamente, sin necesidad de que los ayudemos".
Este programa, que continuará en 2020, es una de las dos apuestas del sector de discapacidad de la fundación de cara al 50 aniversario de la entidad. "Para conmemorarlo pedimos a cada sector (educación, salud, mujer, ecología, discapacidad, infancia) que propusiese dos ideas a desarrollar en 2019", recuerda Anna Ferrer, "porque quisimos celebrar nuestro cumpleaños trabajando más".
La divulgación y formación en derechos de las personas con discapacidad fue una de las dos principales ideas de este sector, la otra consistió en hacer accesibles todos los edificios e infraestructuras de la fundación en todos sus campus e instalaciones.
"Las escuelas y centros especiales para personas con discapacidad ya están adaptadas”, explica, pero “queremos que absolutamente todos nuestros edificios, incluidos los de cantinas, oficinas y hospitales, sean accesibles también".
50 AÑOS DE ÉXITOS
Cuando Vicente Ferrer y Anna llegaron a Anantapur se encontraron con la pobreza más absoluta en un desierto sin médicos ni escuelas, habitado por "gentes sin esperanza". "Lo primero fue asegurarles comida, agua y salud", comenta Anna. Así empezaron a construir pozos y a levantar pequeñas casas, para solucionar la vida de quienes se hacinaban en chozas o vivían directamente en la calle, a merced de los mosquitos y de la malaria.
Más tarde llegó el primer hospital y después comenzaron a trabajar en la educación de niños y adultos, "primero, convenciendo a las familias de que aquello era importante"; se aplicaron para mejorar la situación de la mujer y de las niñas y por erradicar el matrimonio infantil; se dedicaron a los enfermos que nadie quería, como los infectados por VIH o tuberculosis; y en los 90, abordaron la educación de niños con discapacidad. "Todo esto muy poco a poco y siempre ganándonos a la comunidad", aclara.
"Tenían que ser partícipes y estar con nosotros, si no, no sirve para nada.
El reto era además doble, puesto que desde el principio Vicente quiso trabajar con la casta de los intocables, los dalits, repudiados por el resto de la sociedad". En la actualidad, los trabajos de la fundación se centran fundamentalmente en esta casta, aunque en la ONG se atiende a cualquier persona sin recursos, con independencia de la casta a la que pertenezca.
Según Ferrer, fue precisamente la ruptura de la mentalidad de las castas el principal problema que encontraron al llegar. "Lo paradójico es que, 50 años más tarde, ha sido nuestro principal éxito", recalca.
Y lo explica. "El año pasado lanzamos una encuesta en la que participaron miles de familias de los distritos en que trabajamos. Constaba solo de dos preguntas, una sobre los cambios apreciados y otra en la que pedíamos sugerencias. Pues bien, prácticamente todos coincidían en que les habíamos ayudado a hacerse dueños de sus vidas. Antes nuestras vidas eran páginas en blanco, ahora podemos escribirlas nosotros".
Esta es una de las frases que Anna Ferrer leyó y que, a su juicio, mejor sintetiza lo que todos expresaban. "Ahora no se sienten inferiores a nadie al nacer". Hace cincuenta años, la Fundación empezó a trabajar en poco más de 200 pueblos y hoy llega a más de 3.600 aldeas de diez distritos en tres estados.
Un equipo de 2.500 personas (48 % mujeres) impulsan el desarrollo y la economía sostenible de sus comunidades al sur de la India, en un área de 106.000 kilómetros cuadrados, donde residen 16,2 millones de personas.
Su vista está puesta ahora en las comunidades tribales que han vivido desde hace miles de años en los bosques y que desde hace una década el Gobierno quiere expulsar de su territorio tradicional. "No tienen ni médicos ni escuelas y la esperanza de vida allí es de 45 años".
Además de atención médica, la FVF quiere instalar un centro educativo para niños con discapacidad intelectual y que el resto se eduque en las escuelas públicas, para lo que pretende formar a al profesorado.
INCLUSIÓN
De hecho, otro proyecto que la fundación pretende poner en marcha en breve tiene que ver con la inclusión educativa. En concreto, con la formación de profesores de las escuelas públicas del estado de Andra Pradesh, para mejorar la atención que prestan a los niños con discapacidad.
"Nosotros tenemos una gran experiencia en la educación de estos niños, y queremos que todos se beneficien de ella", afirmó. Por eso, nos "pusimos al habla con las autoridades estatales", indicó, "y hemos visto una buena disposición. El primer paso sería empezar la formación de profesores en dos 'comarcas' y, "si este proyecto piloto tiene éxito, replicarlo en todo el Estado".
De este modo, "podríamos garantizar una educación inclusiva y de calidad a todos los niños con discapacidad".
En 2007, la fundación creó la primera escuela inclusiva, en Anantapur, donde por primera vez chicos y chicas con y sin discapacidad estudiaban juntos. En la actualidad, uenta con siete escuelas de Primaria integradas (con 411 alumnos al año) y una de Secundaria donde estudian todos juntos hasta el 10º curso, "con una tasa de aprobados en los exámenes estatales del 100%", destacó satisfecha.
Según la legislación nacional, todos los colegios públicos de India tienen la obligación de aceptar a los niños con discapacidad, aunque la calidad de la educación a veces "deja que desear". Por eso, "para que la educación sea realmente un derecho, es preciso mejorar la formación de los profesores", apuntó.