La economía española registró un crecimiento del 0,2% en el segundo trimestre del año, lo que sitúa el incremento interanual del PIB en el 0,7%, según indica el Banco de España en su último Boletín Económico. Estas cifras suponen un "debilitamiento de la actividad" en comparación con el primer trimestre del año, cuando la economía creció un 0,3%.
Según el Banco de España, esta desaceleración del crecimiento se explica por "el agravamiento de la crisis de la deuda soberana en la zona euro".
En este sentido, el organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez señala que la demanda nacional retrocedió en el segundo trimestre, hasta situarse en una tasa interanual del 1,9%, mientras que la demanda exterior neta elevó su aportación positiva hasta los 2,6 puntos porcentuales.
Por otro lado, el Banco de España estima que la demanda nacional disminuyó un 0,2 % en términos intertrimestrales, lastrada por la debilidad de la inversión en construcción y, en menor medida, por el descenso del consumo público, mientras que la demanda exterior neta volvió a presentar una contribución positiva al crecimiento del PIB, de 0,4 puntos porcentuales, una décima más que en el trimestre anterior.
El fuerte empuje de las exportaciones de turismo y de los otros servicios, junto con la moderación de las importaciones, explica esa aportación del sector exterior.
En términos interanuales, la economía creció un 0,7% en el segundo trimestre de 2011, frente al 0,8% del primero, si bien el regulador recuerda que esta desaceleración está influida por el avance de la actividad en el segundo trimestre de 2010, que fue algo más intenso debido al efecto de anticipación del gasto que tuvo la subida del IVA en julio de ese año.
CULMINACIÓN DE LAS REFORMAS
En este sentido, el Banco de España reclama al Gobierno una "pronta y ambiciosa" culminación de las "importantes" reformas adoptadas en el último año en materia fiscal, de pensiones, laboral y del sistema financiero.
En su opinión, esta aplicación definitiva de las reformas "contribuiría a reducir la incertidumbre y a restablecer una situación de crecimiento más sólida".
En cuanto al empleo, siguió disminuyendo en el segundo trimestre aunque de forma menos pronunciada, con una tasa de descenso estimada del 1,2% en términos interanuales, 0,2 puntos menos que en el trimestre anterior.
Por su parte, la remuneración por asalariado ralentizó algo su ritmo de crecimiento, y, como resultado, los costes laborales unitarios en el conjunto de la economía continuaron descendiendo a un ritmo similar al del primer trimestre. No obstante, el Banco de España sostiene que este comportamiento está "muy influido" por el recorte de los salarios públicos.
El regulador sostiene que "cabe prever que esta desaceleración continúe en lo que resta de año a medida que vaya avanzando la negociación colectiva y, con ella, el número de convenios de nueva firma, cuyas tarifas están menos referenciadas a la inflación pasada, que fue singularmente elevada en diciembre de 2010".
Asimismo, el organismo subraya la "interrupción" de la tendencia alcista de los precios de trimestres anteriores, con una gradual disminución de la tasa de inflación al comenzar a desaparecer los efectos de comparación con los aumentos del precio del petróleo registrados en 2010.
DEBILITAMIENTO DE LA INDUSTRIA
Por otro lado, el Banco de España señala que, en el lado de la oferta, "cabe destacar el debilitamiento de la actividad industrial, en parte debido a la discontinuidad en los procesos productivos que provocó el desabastecimiento de determinados productos tras el terremoto de Japón en marzo, y a la alteración de la producción agrícola motivada por la crisis alimentaria en la UE".
Por su parte, apunta que el entorno de "inestabilidad", la "escasa" mejoría en la situación económica de los hogares y el "tensionamiento" en las condiciones para el acceso a la financiación "no ayudaron a impulsar el gasto de las familias, que dio muestras de una débil recuperación en el conjunto del trimestre".
En cuanto al sector público, el Banco de España señala que la actuación de las administraciones públicas siguió marcada por el desarrollo de los planes de consolidación fiscal.
No obstante, advierte sobre "una cierta desviación al alza en los gastos de consumo final no salariales y un aumento en los pagos por intereses".
Sobre los ingresos, subraya que el IVA y el IRPF evolucionaron "conforme a lo que cabía esperar dadas las medidas adoptadas en 2010", mientras que el resto de figuras impositivas mostraron una mayor debilidad.
MAYOR ESFUERZO A LAS COMUNIDADES
Así, el regulador considera que la consolidación fiscal "progresa hacia los objetivos establecidos, aunque a ritmos distintos según los distintos agentes".
"Mientras que la ejecución del Estado y la de la Seguridad Social evolucionaron hasta junio, en líneas generales, según lo presupuestado, la de las comunidades autónomas mostraron un déficit más alto", afirma el Banco de España.
Por esta razón, el organismo que dirige Fernández Ordóñez advierte a los gobiernos autonómicos que deben de realizar "un ajuste más intenso en lo que resta del ejercicio para alcanzar el objetivo de reducción del déficit programado en 2011 (de 1,5 puntos del PIB hasta un déficit del 1,3% del PIB)".
En este sentido, reclama una "aplicación rigurosa de la condicionalidad de las autorizaciones al endeudamiento al cumplimiento estricto de dichos planes", ya que considera que es "un instrumento fundamental para evitar que se produzcan desviaciones presupuestarias al final del ejercicio".
Por su parte, la entidad señala que la corrección de las necesidades de financiación de la nación "se ralentizó" en los primeros meses del año, hasta situarse en el primer trimestre en el 4% del PIB en cifras anuales.
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