La CE pone freno al abuso de los trabajadores migrantes comunitarios

László Andor durante la presentación de la propuesta de directiva

La Comisión Europea (CE) ha propuesto una directiva destinada a garantizar el derecho de los ciudadanos comunitarios a trabajar en otro Estado miembro y a frenar el abuso al que se enfrentan algunos de estos trabajadores por el hecho de no tener la nacionalidad del país de acogida. La cuestión que aquí también se trata es que el trabajador muchas veces desconoce sus derechos.

Efectivamente, el tratado de la UE recoge la libertad de movilidad de los ciudadanos dentro de las fronteras comunitarias para residir y trabajar en otro país miembro. Sin embargo, no todos los países ni todas las empresas les reciben con los brazos abiertos.

"La falta de conocimiento de las normas de la UE por parte de empleadores públicos y privados, con independencia de si la legislación nacional se ajusta o no a la normativa, sigue siendo un problema", apunta el comunicado de la CE, que añade la dificultad a la que se enfrentan las personas que tampoco saben a quién acudir en el Estado miembro de acogida cuando se enfrentan a problemas relacionados con sus derechos a la libre circulación.

En ocasiones, destaca la CE, a estos trabajadores se les contrata bajo condiciones diferentes a las del resto de los empleados, incluyendo las remuneraciones, las posibilidades de ascenso, etc; la nacionalidad se impone como condición para acceder a determinados empleos y se fijan cuotas de trabajadores inmigrantes -aunque sean comunitarios- en ciertos sectores como en el deporte profesional; además, los beneficios de ventajas sociales van ligados a requisitos que sólo pueden cumplir con más facilidad los países nacionales, como la condición de residencia fija; finalmente, la experiencia y las cualificaciones profesionales adquiridas en otros país miembro no son reconocidas.

Con esta directiva, Bruselas impone a los Estados miembros la adopción de medidas que posibiliten el respeto de la libre circulación de trabajadores. Así, "los países comunitarios deberán, principalmente, crear organismos nacionales para informar a los trabajadores migrantes en la UE sobre sus derechos, prever vías de recurso a nivel nacional y permitir a organizaciones de la sociedad civil iniciar procedimientos administrativos o judiciales en nombre del trabajador víctima de una discriminación".


LA MOVILIDAD BENEFICIA A TODOS

Todas estas trabas explican el porqué de la baja tasa de movilidad de la mano de obra dentro de la UE: en 2011, sólo el 3,1% de los ciudadanos europeos en edad de trabajar vivían en otro Estado comunitario y el 15% de los ciudadanos europeos ni siquiera contemplaba la posibilidad de trabajar en un Estado comunitario que no fuera el suyo por la cantidad de obstáculos que consideran han superar.

Para el Comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, László Andor, "la libre circulación de los trabajadores es un principio clave del mercado único de la UE. Con unos niveles de desempleo mucho más elevados en algunos Estados miembros que en otros en la actualidad, es especialmente importante facilitar que las personas que deseen trabajar en otro país de la UE puedan hacerlo. La movilidad laboral beneficia a todos, tanto a las economías de los Estados miembros como a los trabajadores concretos afectados. Esta propuesta ayudará a los trabajadores a superar los obstáculos para trabajar en otro país de la UE".

Según justifica el comunicado de la Comisión Europea, que confía en el visto bueno del Parlamento Europeo y del Consejo al texto propuesto, el país de acogida sale perdiendo si no reacciona frente a la discriminación, dado que, por lo general, estos trabajadores ocupan vacantes en empresas que, "en otro caso, no se cubrirían (no existen datos que muestren que los trabajadores migrantes quitan puestos de trabajo a los trabajadores del país de acogida), con lo que producen productos y prestan servicios que, sin esta movilidad laboral, no podrían producirse ni prestarse".

Asimismo, beneficia a los países de origen de los inmigrantes porque "encuentran empleos que les permiten mantener financieramente a sus familias en sus lugares de origen y adquirir competencias y experiencia que no podrían poseer de otra manera. Posteriormente, cuando los trabajadores migrantes vuelven a su país de origen, se benefician de esa experiencia".


 

Nathalie Domínguez / Fuente y Fotografía: Comisión Europea