Douglas Biklen, premio Unesco por la promoción de la educación de las personas con discapacidad

Douglas Biklen (Foto: Unesco)

El americano Douglas Biklen ha recibido el premio de la Unesco 'Emir Jaber al-Ahmad al-Jaber al-Sabah por la promoción de una educación de calidad a favor de las personas con discapacidad intelectual 2011'.

En una entrevista realizada por la Unesco, Douglas Biklen, defensor de la educación temprana de las personas con discapacidad intelectual, afirma que la clave es "partir de la idea de que las capacidades están presentes en los niños".

A principios de los años 70, Biklen comenzó a realizar una serie de estudios basados en encuestas que permitieran conocer los abusos de los que las personas con discapacidad intelectual sufrían en los hospitales psiquiátricos públicos o en centros de internamiento así como en escuelas públicas. "Constatamos que los niños no recibían ningún servicio educativo y que los adultos permanecían abandonados en estas instituciones con unas malas condiciones de vida y salud".

Biklen es director del Instituto de educación, profesor y miembro fundador del Centro de estudios sobre política social, el derecho y la discapacidad, en la Universidad de Siracusa (Estados Unidos). Sus pesquisas desarrolladas en los últimos 40 años han animado a investigadores y han transmitido esperanza a muchas familias de personas con discapacidad, señala la Unesco en su nota de prensa.

Tras sus estudios de los centros de internamientos, las actividades de sus actuaciones han contribuido a la desinstitucionalización del colectivo de personas con discapacidad intelectual y a fomentar la educación.

"Los niños confiados a estos establecimientos no tenían acceso a una educación pública no a una intervención educativa temprana. Por ello decidimos orientar nuestro trabajo hacia el acceso a los servicios de prescolar y de guardería, así como a una educación básica, reflexionando sobre los medios que permitieran ofrecer un respiro a las familias. Estos esfuerzos se inscribieron en los términos de inclusión, integración comunitaria y derechos de las personas con discapacidad", señala el autor.

Ahora, y tras obtener el premio de la Unesco, Biklen espera llamar la atención de los profesionales del sector educativo a nivel internacional y que, tanto éstos como los universitarios se den cuenta de que la noción de la discapacidad intelectual constituye un obstáculo en el aprendizaje efectivo, y que reconozcan la importancia de la innovación en la educación, con el fin de acoger las diferencias cognitivas entre los niños evitando en cualquier caso adosarles la etiqueta de "discapacitado intelectual".

Para Biklen la medida más importante se centra en la implicación internacional por la educación temprana realizando un seguimiento de las primeras intervenciones. "Si los padres experimentan la educación de sus hijos a una pronta edad, no querrán ninguna otra cosa durante el crecimiento de sus hijos".

Por ello el autor de los estudios insiste en que "el acceso a la educación temprana en los colegios de primaria y secundaria, tal y como lo prevé la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, debería formar parte de las prioridades a escala naciona e internacional".

Pero para ello, la implicación de los Estados es básica, por ejemplo, exigiendo ciertas competencias a los profesores que les permita ofrecer un carácter inclusivo en sus prácticas pedagógicas.

La alfabetización de los niños con discapacidad intelectual es realizable, lo que hay que tener en cuenta, apunta Biklen, son dificultades como la coordinación entre el ojo y la mano, la atención o la ansiedad, entre otros. "Nuestro trabajo en este campo se basa en la investigación de métodos que permitan superar estos obstáculos. Lo que he aprendido es que los problemas de comunicación no implican necesariamente que esta persona sea incapaz de alfabetizarse".

Biklen explicó en su entrevista la afirmación por la que hay que "partir de la idea de que las capacidades están presentes en los niños". Su ejemplo fue el de Helen Keller y el trabajo que realizó con ella Anne Sullivan. Esta última dio por hecho que Helen tenía las capacidades y que su problema consistía en que no podía acceder a una forma de comunicación eficaz. "Incluso antes de que Anne comenzara a trabajar con ella, el deseo de comunicar de Helen era manifiesto: gestualizaba para señalar que quería comer una tostada con matequilla o hacer un helado. Sin embargo, la introducción por Anne de las palabras y de la ortografía tuvo para Helen un efecto liberador".

"'Partir de la idea de que las capacidades existen', quiere decir actuar como lo hizo Anne Sullivan. Presuponer que el niño dispone de las capacidades cognitivas, crear situaciones que le permitan aprender, partir de la idea de que el niño desea aprender y aformarse en el mundo. No presuponer esto implicaría pensar que algunos individuos no pueden aprender, desarrollarse y participar en la sociedad. Dar por hecho que las capacidades están presentes debería ser el juramento Hipocrático de los profesionales de la educación. Se trata de un principio general que exige tratar al niño como un individuo que quiere estar plenamente integrado. Los profesionales de la enseñanza se impondrían la tarea de descubrir métodos cada vez más creativos e innovadores para educar. La cuestión ya no es saber quién puede integrarse o quién puede aprender, sino cómo asegurar un carácter integrador a la educación", concluye Biklen.


Nathalie Domínguez
Fuente: Unesco / Entrevista: Unesco