Es otro modo de hacer negocio. Son empresas en las que el objetivo último no es el beneficio, sino la siembra de valores en el tejido empresarial. Para la Economía Social, tal es el nombre de su reino, son los trabajadores, los consumidores, el compromiso con el desarrollo local, la cohesión y la sostenibilidad los beneficios que persigue. Después, lo crematístico. El euro.
Aunque existe desde que el hombre descubrió su lado más solidario, ha sido hoy, entiéndase, marzo de 2011, cuando el Congreso de los Diputados ha aprobado por unanimidad la Ley de Economía Social, un compromiso adquirido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al inicio de esta legislatura.
La secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez, que asistió a la sesión parlamentaria de marras, resaltó que el potencial de la Economía Social reside en que "cuenta con valores personales y sociales por encima de cualquier valor, pero también tienen una eficiencia económica muy importante". No son palabras huecas: su aportación al PIB es de alrededor del 10%, mueve al año unos 116.000 millones de euros y emplea a más de dos millones de personas, es decir, por encima del 10% de la población ocupada. Casi nada.
Pero, además de que esta ley ha zanjado una cuenta pendiente con una manera de hacer negocio mucho más sostenible y responsable, el mundo de la discapacidad, parte integrante en esa economía social, tiene mucho que celebrar. No es que le fuera la vida en ello, pero casi. El trabajo realizado durante estos años, arrimando el hombre a esa economía social, no ha sido en balde. De hecho, hubo un reconocimiento explícito a la ONCE, como entidad singular dentro de este sector productivo.
El vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE, Alberto Durán, entidad que a su vez ocupa la vicepresidencia de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social, aseguró que este sector resulta "muy activo, responsable de la creación de mucho empleo, del apego al territorio y del arraigo en lo local", y que "aporta una parte muy importante del PIB".
Para Durán, la aprobación de esta ley “nos tiene que cohesionar más y ayudarnos a trabajar y a tener una mejor interlocución con las diferentes Administraciones Públicas y los diferentes estamentos".
De aciertos habla el presidente de Cocemfe, Mario García, para el que "se trata de una ley pionera en el ámbito europeo, que reconoce y facilita la actividad de un sector de empresas cuyo denominador común es la primacía de los trabajadores, de los consumidores y del fin social, por lo tanto contamos ya con un respaldo que evidentemente redundará positivamente en el empleo, tanto fomentándolo como garantizando las condiciones de contratación de los trabajadores y el desarrollo de la actividad de los centros y empresas".
No hay duda de que el texto refrenda la actividad del tercer sector y “la contribución de la Economía Social al mantenimiento del empleo, la potenciación del desarrollo local, el fomento de la igualdad de oportunidades, y a la cohesión social, por su capacidad para la inclusión en el mercado laboral de colectivos en riesgo de exclusión”, tal y como manifiestan desde Feafes.
ATENCIÓN A LA DEPENDENCIA
Por su parte, Ana Sastre, coordinadora de Empleo y Formación de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes), y delegada del Cermi para la Convención de la ONU, es una de las grandes expertas en este tema. Ella, tiene claro el punto fuerte del texto: “reconoce la interlocución formal de la Economía Social a través de en aquellos órganos de la administración central y autonómica donde se debatan políticas y temas que afecten directamente al sector. De forma expresa se menciona la participación en todos los foros donde se llevan a cabo las políticas activas de empleo".
"Y así debe ser -prosigue Sastre- porque la Economía Social ha demostrado, en todos estos años, su solvencia para incorporar al mercado de trabajo a personas con dificultades o en riesgo de exclusión. Que se nos admita como interlocutores válidos, como agente socioeconómico necesario para diseñar buenas políticas en el ámbito de empleo ha sido una enorme satisfacción. La ley asimismo reconoce la labor que hace la Economía Social (ES) en atención a la dependencia, algo que ha sido un espaldarazo porque es uno de los campos en los que la ES ha tenido una partición crucial".
La interlocución válida. Algo de muchísima trascendencia. Tanta, como que, a partir de ahora, los agentes sociales pasarán a ser tres: patronal, sindicatos y Economía Social. Tal vez este sector tenga la clave. No en vano es un ámbito en el que las cifras indican que no se ha producido destrucción de empleo.
"Los principios de la ES hacen que nuestros empleos sean más estables, lo que hace patente que nuestro modelo es acertado y resistente. A esto también ha contribuido las muchas medidas ejemplares que se han dado en la ES, como la bajada de sueldos", apunta Sastre.
En este sentido, aunque apostillando alguna tacha, se posiciona Concha Díaz, presidenta de la confederación Estatal de Personas Sordas, CNSE: "Nos parece un texto correcto, que ha supuesto un avance la toma en consideración del sector al que pertenecemos. Sin embargo, hablamos de un sector muy heterogéneo, por lo que incluir en un mismo marco jurídico a cooperativas, mutualidades, fundaciones, etc., puede suponer un problema, ya que los objetivos, fines e intereses de cada entidad o grupo de entidades puede ser dispar".
"La calidad –apostilla Diaz- es cada vez más, una exigencia en todos los ámbitos, y uno de sus requisitos fundamentales es dar prestaciones distintas a personas con necesidades distintas, por lo que no puede homogeneizarse la legislación incluyendo a estos sectores tan diversos".
Razón no le falta. La economía social está integrada las cooperativas en sus distintas modalidades, las mutualidades, las fundaciones y las asociaciones que lleven a cabo actividad económica, las sociedades laborales, las empresas de inserción, los centros especiales de empleo, las cofradías de pescadores, las sociedades agrarias de transformación y las entidades que se rijan por los principios previstos en la ley.
Pero aún es pronto para evaluar las posibles zonas de penumbra de esta ley. Como asegura Mario García "habrá que esperar y estudiar su desarrollo, porque si es importante su aprobación tanto o más será su desarrollo".
Esther Peñas