Los primeros signos de mejora se dejan ver en el territorio de la Unión Europea (UE), aunque todavía no se dejan notar. "La reciente recuperación económica aún no ha sido capaz de crear nuevos puestos de trabajo y la situación social en la UE muestra pocos signos de mejora por el momento".
Así de tajante es la conclusión del último estudio trimestral sobre el empleo y la situación social de la Comisión Europea que, pese a su intento de ser positivo, reconoce que el nivel de pobreza no ha tocado techo y que pese a disponer de unos gastos de protección social más eficaces "su impacto sigue siendo muy débil".
El propio comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, László Andor, reconocía en rueda de prensa que "la economía de la UE ha vuelto a crecer lentamente. Sin embargo, la situación de muchos hogares y de muchas personas aún no mejora, y cada vez son más los casos de gante con dificultades financieras. Las desigualdades han aumentado, y existe el riesgo de que la frágil recuperación actual no mejore la situación de muchos grupos con ingresos bajos. La UE está aún lejos de haber logrado una recuperación inclusiva y generadora de empleo: los Estados miembros y la Unión deben redoblar sus esfuerzos para que nadie se quede rezagado en el intento de salir de la crisis. En particular, hemos de concentrar nuestros esfuerzos en invertir en las personas, siguiendo las orientaciones fijadas en nuestro paquete sobre inversión social y en la Recomendación sobre la Garantía Juvenil".
CONCLUSIONES PESIMISTAS
Algunos ciudadanos han roto su hucha para hacer frente a los pagos corrientes y otros se han endeudado directamente. Las dificultades financieras no han dejado de crecer desde el año 2010 auque ahora lo haga a un ritmo más lento, asegura el informe.
La falta de empleo es la lógica principal para justificar este empobrecimiento, una tasa de desempleo en la UE que ya en enero de 2014 alcanzaba un nivel récord, con unos 26 millones de personas (10,8 % de la población activa) en busca de trabajo.
Otros indicadores de la crisis del sector empleo es el recurso creciente por parte de las empresas al trabajo temporal y parcial, en paralelo a la precariedad laboral. "Hay pruebas de que el empleo temporal está dejando de ser un paso intermedio hacia un puesto de trabajo estable desde el comienzo de la crisis. Al mismo tiempo, la estabilidad del empleo se ha reducido de forma significativa, especialmente en el caso de los hombres y los jóvenes, y las divergencias entre Estados miembros son más pronunciadas".
El estudio hoy presentado también ha analizado el efecto de los gastos de protección social de los Estados como gesto de estabilización de esta situación poco halagüeña, no obstante los resultados no han sido los esperados, "aunque con una ligera mejora" en término globales, ya que entre países existen importantes diferencias.
"En Grecia y Portugal, las nuevas reformas de los sistemas tributario y de prestaciones sociales efectuadas en 2012-2013 hicieron bajar los ingresos de todos o casi todos los hogares. En otros países -Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía-, el impacto global en los ingresos de los hogares fue positivo, ya que los hogares con ingresos más bajos se beneficiaron, en términos relativos, de los cambios del último año. En el Reino Unido y España, son los hogares con niveles más bajos los que han experimentado las mayores reducciones de sus ingresos a raíz de los cambios de las políticas en el período 2012-2013", publica al Comisión Europea.
CONSEJOS Y MEDIDAS ADOPTADAS
Invertir en la sociedad, en los jóvenes y en los sistemas de bienestar son algunas de las recomendaciones que salían de la Comisión Europea hace ya un año y en las que se han puesto las esperanzas. En concreto, ponían en la diana a "la infancia, la inclusión activa, la salud y los cuidados de larga duración, las personas sin hogar y la innovación en materia de política social". Para ello aconsejaban sobre el buen uso de la mejor herramienta disponible, el Fondo Social Europeo (FSE).
En cada país, informaba entonces la Comisión, al menos el 20% del FSE debía enmarcarse en la inclusión formativa, social y laboral de personas en riesgo de exclusión, con el fin de reducir de manera notable el nivel de pobreza.
Asimismo, la Comisión alertaba sobre el desmesurado nivel de paro juvenil acompañado de una baja y necesaria formación. Para abordar esta cuestión, Bruselas lanzaba de manera urgente en diciembre de 2012 una de las reformas estructurales más importantes que debían desarrollar los Estados miembros: la 'Garantía Juvenil', que en abril de 2013 veía la luz tras su aprobación por el Consejo de Ministros.
El fin era y es ayudar a los jóvenes menores de veinticinco años a recibir "una buena oferta de empleo, educación continua, formación de aprendiz o período de prácticas en un plazo de cuatro meses tras quedar desempleados o acabar la educación formal", para elevar sus posibilidades de encontrar un empleo en el futuro.
Nathalie Domínguez / Fuente y foto: Comisión Europea