Las tasas más bajas se corresponden con Luxemburgo, Sueciay Dinamarca y Malta
Redacción
España se ha convertido en el país de la UE con mayor proporción de trabajadores nacionales sobrecualificados, es decir, empleados con estudios universitarios o similares que se dedican a una ocupación de baja o mediana cualificación, según Eurostat.
Los últimos datos de la Oficina de Estadística de la Unión Europea son de 2021 y reflejan que los trabajadores extranjeros tienen más probabilidades de estar sobrecualificados que los nacionales.
Así, la tasa de sobrecualificación fue de un 39,6% para los ciudadanos de fuera de la UE (1,9 puntos porcentuales menos que en 2020) y de un 32,0% para los trabajadores de otros países comunitarios (-0,2), en tanto que la tasa para los nacionales se situó en un 20,8% (0,2 más).
España es el país con la tasa más alta de trabajadores nacionales sobrecualificados (34,5%), por delante de Grecia (32,1%), Chipre (29,5%) e Irlanda (26,8%). Por el contrario, las más bajas se corresponden con Luxemburgo (4,8%), Suecia (12,4%) y Dinamarca y Malta (13,3%).
Entre los ciudadanos extracomunitarios con sobrecualificación, las proporciones más altas están en Grecia (69,5%), Italia (67,1%), España (57,0%) y Estonia (46,4%), y las más bajas en Luxemburgo (8,2%), Países Bajos (28,4%) y Letonia (29,6%).
En cuanto a los trabajadores de otros países de la UE, las tasas más elevadas se encuentran en Chipre (50,3%), Grecia (48,2%), Italia (46,9%) y España (46,2%), y las más pequeñas en Luxemburgo (5,5%), Chequia (9,4%) y Suecia (19,5%).
BRECHA DE GÉNERO
Por otro lado, las mujeres tienen tasas de sobrecualificación más altas que los hombres, independientemente del país de ciudadanía.
Así, esa proporción es de un 21,3% entre las mujeres nacionales (un 20,3% entre los hombres). La brecha de género es mayor en las extracomunitarias (42,9%, 4,9 puntos porcentuales más que los hombres), y algo menor en las trabajadoras de otro país de la UE (34,0%, 4,1 puntos más).
Las tasas de sobrecualificación son generalmente más altas entre los ciudadanos de 35 a 64 años que entre los trabajadores más jóvenes (de 20 a 34 años) para los empleados extranjeros, una situación que se revierte entre los nacionales.