España cuenta con un tipo general de IVA del 21%, una cifra que está por debajo de la media europea (21,54%), mientras que el Impuesto de Sociedades seguirá superando la media de los países del entorno (21,34%) incluso cuando entre en vigor la reforma fiscal.
Según el estudio 'International Corprate and Indirect Tax Rate Survey 2014' de KPMG , un total de 13 países han subido los impuestos indirectos desde la última publicación del informe y ninguno los ha bajado. Por su parte, 9 países han elevado Sociedades y 23 lo han reducido.
KPMG cree que las subidas de los indirectos son prueba de que se están convirtiendo en los impuestos "preferidos" por los Gobiernos de todo el mundo, que intentan recaudar los fondos que tanto necesitan. "Los impuestos indirectos constituyen una fuente de ingresos a la que muy pocas administraciones pueden resistirse", señala el socio responsable del área de tributación de KPMG Abogados, Celso García.
Por otro lado, el estudio asegura que el grado de complejidad en el área de los impuestos indirectos va en aumento y hay retos muy importantes en relación con la eficiencia a la hora de gestionar "ingentes cantidades" de información y de datos, sobre todo en un momento en el que muchas empresas tienen que hacer frente a una disminución de los recursos empleados para la gestión de impuestos, a un aumento de las operaciones transaccionales y a un incremento de la regulación.
Según KPMG, cada vez son más las empresas que externalizan la gestión de este impuesto al carecer muchas de los profesionales, procesos y tecnologías adecuadas para gestionar de forma correcta los retos que plantean los impuestos indirectos. Aunque dado que el área de impuestos indirectos es cada vez más complejo, también se observa que más organizaciones están apostando por la centralización de la supervisión para estar seguros que alguien tiene una visión global.
En todo caso, García afirma que los impuestos indirectos y su aplicación cambian muy rápidamente en un número muy significativo de países, para hacer frente a "numerosos retos y muchas veces con complejas regulaciones".
Por su parte, el socio responsable del área de Impuesto sobre Sociedades de KPMG Abogados, Alberto Estrelles, afirma que los beneficios de las entidades siempre tributarán, puesto que es una demanda de los Gobiernos y los ciudadanos de a pie, que no entenderían que fuera de otra forma. Dada la globalización de las empresas y el hecho de que la recaudación de impuestos se realiza en cada país, el debate se centra en cómo habrá que 'distribuir' los beneficios sujetos a tributación entre las distintas jurisdicciones".
Según el estudio, en la fijación de las políticas fiscales corporativas de aquí a los próximos cinco años, las compañías deberían tener en cuenta la optimización fiscal, que será más compleja; el control del riesgo fiscal, que será crucial para prevenir cualquier impacto adverso, y las comunicaciones en material fiscal.
En España, el Gobierno ha anunciado una bajada de Sociedades sobre del 30% al 25% a lo largo de dos años. Con ese tipo, España seguiría estando por encima de la media de los países de la UE (21,34%) y por encima de la media de Europa (19,68%), aunque bajaría del quinto lugar que ocupa en la actualidad al décimo séptimo. A nivel mundial, Emiratos Árabes Unidos ocupa el primer puesto con el tipo más elevado (55%), frente a Montenegro, que cuenta con el más bajo (9%).
En el caso de la imposición indirecta y teniendo en cuenta los países que tienen implementado un impuesto de este tipo, el estudio asegura que Hungría se sitúa a la cabeza con un tipo del 27%, mientras que el tipo más bajo (1,5%) se observa en Aruba.
En cualquier caso, Estrelles señala que el tipo impositivo no es del todo concluyente para los inversores extranjeros, ya que éstos también analizan el tipo efectivo, considerando los diferentes incentivos y las restricciones fiscales a la deducibilidad de gastos. "La seguridad jurídica es un aspecto básico para que los inversores puedan realizar sus proyecciones y tomar decisiones de invertir", señala.
Europa Press