España necesitará 30 millones de trabajadores con competencias digitales para evitar su ostracismo laboral

Momento del encuentro

Reducir las tasas de abandono escolar y reforzar el mercado laboral español

Redacción

España necesitará en las próximas décadas contar con más de 30 millones de trabajadores que tengan competencias digitales "para no quedarse fuera de las oportunidades laborales”, lo que obliga a impulsar procesos de formación e implicar a todos los jóvenes en la transformación tecnológica, especialmente a aquellos que viven en riesgo de vulnerabilidad.

Esta fue una de las conclusiones que se extrajo del diálogo ‘Tecnología y jóvenes. Una oportunidad para el empleo’ que, organizado este lunes por la agencia Servimedia y moderado por su director, José Manuel González Huesa, reunió al director de Acción Social y Voluntariado de la Fundación Telefónica, Carlos Palacios; al consejero de Administración Local y Digitalización de la Comunidad de Madrid, Carlos Izquierdo; a la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea González Henry; a la presidenta de la Fundación Tomillo, Carmen García de Andrés, y al jefe de Comunicación de la Comisión Europea en España, Juan González Mellizo.

En su intervención, Carlos Palacios atestiguó que, tal y como lo indican los estudios elaborados por distintos organismos, “la tecnología es una oportunidad de empleo”, por lo que consideró llegado el momento de auspiciar iniciativas sugerentes para formar a los más jóvenes en este ámbito.

Esto le sirvió para recalcar que en el futuro “no nos harán falta 30 millones de programadores, pero sí 30 millones de personas con competencias digitales porque si no, estarán fuera de las oportunidades laborales” A su juicio, no todo el mundo tiene que ser matemático, sino contar con experiencias en este ámbito, ya que, de este modo, con una juventud formada adecuadamente "tendremos un país mejor".

NINIS

En ese sentido, señaló que los ‘ninis’ tienen que ser formados en competencias digitales, lo que permitiría, por un lado, reducir las tasas de abandono escolar y, por otro, reforzar el mercado laboral español.

No obstante, previno contra la tentación de incrementar la “polarización” de la digitalización laboral y llamó a detectar “la franja media”, ya que, de lo contrario, la brecha digital puede derivar en una brecha social.

Por ello, conminó a tener en cuenta las necesidades de las empresas en cuanto a mano de obra, puesto que, “si ello no sucede, el 31% de desempleo juvenil, se cronificará”.

A su vez, Andrea González Henry estuvo de acuerdo en que “la tecnología ofrece muchas posibilidades”, si bien constató que el problema reside en la forma en la que se canaliza su aprendizaje y en el deber de reducir la brecha de género en lo digital, la cual “es una realidad”.

Del mismo modo, observó que la lucha contra la brecha digital no se puede circunscribir a dar dispositivos a la ciudadanía y reflexionó sobre la importancia de incidir en la formación, especialmente a las familias, porque si “no saben pedir una beca, hay un problema”.

Por su parte, Carlos Izquierdo redundó en que “para quienes tienen formación digital la empleabilidad aumenta de manera escandalosa”, una realidad que coincide en el tiempo con el hecho de que en España se necesitan 150.000 personas con estas competencias. “Como no las hay, las empresas se las roban, ofreciéndoles mejores condiciones laborales”, advirtió, por lo que se impone, desde su punto de vista, “incentivar el talento digital”.

A su vez, Carmen García de Andrés subrayó la necesidad de “acelerar el ritmo” en lo concerniente a la digitalización en los segmentos de población “donde es más fácil”, y “mantener el tempo” en los nichos de la ciudadanía “más atrasados”. Para ello, comentó que se impone forjar una “alianza” entre empresas, instituciones, entidades sociales y organismos.

EXPERIENCIAS

El encuentro también contó con el testimonio de tres personas vinculadas o beneficiarias de proyectos que evidencian que la formación tecnológica permite a los jóvenes salir de la vulnerabilidad.

Una de ellas fue la directora técnica de FAD Juventud, Eulalia Alemany, quien explicó los pormenores de su campus formativo para jóvenes, del cual se beneficiaron el año pasado 250 chavales, el 64% de los cuales fueron mujeres.

La formación de FAD Juventud se compone de un bloque de 120 horas en tres meses al que pueden acceder gratuitamente los jóvenes vulnerables, entendiendo como tales aquellos que no tienen empleos o que cuentan con trabajos precarios.

También expuso su experiencia Ángel Manuel Fajardo Ramírez, un joven de Málaga beneficiario de un programa formativo de Fundación Secretariado Gitano sobre programación, gracias al cual ha conseguido un contrato indefinido en Accenture, después de simultanear "con mucho esfuerzo" desde los 18 años los estudios y trabajos en una inmobiliaria, en un bar o en un quiosco.

Por último, Alba Rípodas, una mujer emprendedora en el navarro Valle del Roncal comentó su experiencia elaborando quesos y vendiéndolos ‘online’, para lo cual necesita a alguien con capacidades digitales y residentes en la zona, lo que le dio pie a denunciar “las limitaciones para que la juventud del mundo rural trabaje en su sitio, en su localidad”.