Los expertos que participan en el IV Congreso Iberoamericano sobre síndrome de Down , que se celebra en Salamanca, han destacado la necesidad de apostar firmemente por la educación inclusiva para las personas con esta discapacidad.
El doctor en Psicología y director del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid , Gerardo Echeita, incidió en que "es necesario un profesorado con la convicción de que la capacidad de aprender de sus alumnos puede mejorar como resultado de lo que se haga en el presente".
En esta línea, el experto indicó que "los profesores de un entorno inclusivo deben tratar de de comunicar imaginativa y empáticamente, intentando ver y experimentar a través de los ojos de sus alumnos para comprobar si hay algo que se pueda cambiar".
Pero la inclusión no debe quedarse en el terreno de las ideas y las prácticas pedagógicas, señaló Echeita, sino que "se necesitan también espacios flexibles y estimulantes, dentro y fuera del aula, que inviten a los alumnos a aprender, dejando atrás aquellas aulas rígidas en las que la transmisión del conocimiento se da únicamente desde la pizarra".
LOS COMPAÑEROS, EL MEJOR APOYO
Según Echeita, "los apoyos más ricos, variados y útiles que puede recibir un alumno con síndrome de Down son sus propios compañeros, que colaboran entre sí y se prestan ayuda mutua".
Echeita también destacó que "hay que abandonar el esquema pedagógico en el que se asume que los profesores de apoyo están sólo para atender a los niños con discapacidad, ya que no hace otra cosa que estigmatizar al alumnado".
La portavoz de la Fundación Talita , Elena Pardo, señaló que los apoyos que reciban los estudiantes con necesidades educativas especiales "deben darse siempre dentro del aula, que es el entorno natural del alumno". Así se consiguen beneficios "tanto para el niño con discapacidad como para sus compañeros e incluso para la institución educativa".
El director académico deL congreso, Miguel Ángel Verdugo, lamentó que "es frecuente encontrar prejuicios entre los profesores, que tienden a fijarse únicamente en lo que los alumnos no hacen bien, en lugar de los logros que obtienen, justificando así la falta de resultados".
Para Verdugo, el camino hacia la inclusión educativa debe suponer "un cambio cultural que requiere planificación, incentivación y evaluación continua".
Por eso, reivindicó la recogida de datos y resultados académicos de la escolarización inclusiva de los alumnos con discapacidad intelectual en España, algo que se podrá mejorar gracias a la 'Escala de intensidad de apoyos para niños-S.I.S. NIÑOS', que se publicará a lo largo de 2016 y que permitirá realizar una evaluación estandarizada de la intensidad de las necesidades de apoyo que requieran los alumnos con discapacidad intelectual de 5 a 16 años.
Verdugo resaltó los enormes beneficios de la inclusión educativa, "que genera resultados superiores en rendimiento académico, interacción social y habilidades".
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