La Comisión Europea (CE) ha acordado la inversión de 22.000 millones de euros a la Industria comunitaria durante los próximos siete años, incidiendo en aquellos sectores más productivos, más sociales y más generadores de empleo de alta calidad. Eso sí, la colaboración deberá ser pública y privada.
En su comunicado, Bruselas especifica que hay cinco asociaciones público-privadas potentes que en su conjunto proporcionan más de cuatro millones de empleos. "La mayor parte de la inversión se destinará a cinco asociaciones público-privadas en el ámbito de los medicamentos innovadores, la aeronáutica, las bioindustrias, las pilas de combustible e hidrógeno y la electrónica", aseguran fuentes de la CE, que otorgan una especial importancia a las pyme.
RESPUESTA A LOS DESAFÍOS SOCIALES
Esta inversión no sólo pretende ser un impulsor del empleo. Reforzando estos sectores, la CE pretende responder a diversos desafíos sociales "que el mercado por sí solo no puede resolver con la celeridad necesaria, tales como la reducción de las emisiones de carbono o la puesta a punto de la próxima generación de antibióticos".
En sus declaraciones recogidas por la Comisión, José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión Europea ha declarado que "la UE debe seguir estando a la cabeza a nivel mundial en sectores tecnológicos estratégicos que generan empleos de elevada calidad. Este programa de inversión en favor de la innovación combina la financiación pública y privada con el fin de conseguirlo. Es una ilustración perfecta del efecto multiplicador del presupuesto de la UE para el crecimiento y el empleo".
En este marco, la CE ha elaborado una lista de las cinco asociaciones público-privadas, denominadas 'Iniciativas Tecnológicas Conjuntas' (ITC): Medicamentos innovadores 2 (IMI2), para la puesta a punto de la próxima generación de vacunas, medicamentos y tratamientos, tales como los nuevos antibióticos; Pilas de combustible e hidrógeno (FCH2), para difundir la utilización de tecnologías limpias y eficientes en el transporte, la industria y la energía; Clean Sky 2 (Cielo Limpio)(CS2), para promover aeronaves más limpias y menos generadoras de ruido con emisiones de CO2 significativamente menores; Bioindustrias (BBI), para utilizar recursos naturales renovables y tecnologías avanzadas para productos de consumo habitual más ecológicos; y Componentes y sistemas electrónicos (ECSEL), para promover las capacidades de fabricación de productos electrónicos.
HORIZONTE 2020
La UE va a recurrir a su principal programa de ayuda a la I+i, Horizonte 2020, que permitirá movilizar unos 8 mil millones de euros. Esta cantidad se verá reforzada por aproximadamente 10.000 millones de euros de la industria y cerca de 4.000 millones de euros de los Estados miembros, aseguran.
Bruselas ha respaldado, especialmente en época de dificultad social, económica y financiera, la importancia de respaldar el emprendimiento y la creación y mantenimiento de pyme como parte del motor económico de la UE. Por ello, las Iniciativas Tecnológicas Conjuntas (ITC) están abiertas a una amplia gama de empresas a lo largo de Europa, incluidas las pyme, y todos los tipos de organizaciones de investigación, que pueden solicitar financiación.
En este contexto, las inversiones están dirigidas al apoyo de "pyme de alta tecnología, nuevos tratamientos de enfermedades relacionadas con la pobreza, tecnologías de medición de la competitividad industrial y soluciones para personas mayores y personas discapacitadas a fin de permitirles vivir de manera segura en sus casas".
Horizonte 2020 se verá reforzado a través de nuevas asociaciones público-privadas, como en el ámbito de los coches ecológicos, los edificios eficientes del punto de vista energético, las fábricas del futuro, las industrias de transformación sostenibles, la robótica y la fotónica.
PARTICIPACIÓN PÚBLICO-PRIVADA
La UE ha insistido en la importancia del trabajo y financiación conjunta de los ámbitos público y privado, principalmente cuando hablamos de actividades de I+i que no ofrecen garantías de éxito.
"Si el riesgo de fracaso es demasiado elevado, el sector privado puede rechazar la inversión (en un proyecto), incluso si los beneficios económicos y sociales pudieran ser muy importantes. Además, los beneficios de la inversión en una investigación pueden ser recogidos por otros, haciendo que las firmas independientes rechacen invertir", entre otro aspectos relacionados con el mercado, explica la CE en un documento sobre Horizontte 2020.
Estas empresas no quieren arriesgarse, pero el sector público no puede hacer frente a todos los gastos que puede suponer un proyecto de investigación, aunque implique un gran avance para la sociedad. Aquí, cuando las apuestas públicas pueden no ser suficientes, es donde entrarían en juego las entidades privadas.
"En muchos casos, la importancia de estos sectores (de investigación), la complejidad de los retos y tecnologías, el largo periodo de tiempo y aplitud de la inversión necesaria, son de tal envergadura que el apoyo público a los proyectos individuales no es efectivo". Por estos motivos, la colaboración público-privada en el "desarrollo, financiación e implementación de una agenda ambiciosa de investigación e innovación", se hace más necesaria que nunca.
Además, a estos factores meramente económicos se suma la importancia del intercambio de información, conocimientos y experiencias que, a través de los proyectos innovadores, se traducirán en respuestas cercanas a los desafíos planteados por la estrategia 2020 de la Unión Europea.
Nathalie Domínguez / Fuente y Foto: CE