Marta García-Valenzuela, experta en diversidad
Redacción
«Las ovejas negras cambiarán el mundo. Hasta hace relativamente poco, existía cierta sensación de que solo había una manera de hacer las cosas. Por eso se confundía talento y liderazgo con modelo de éxito, un modelo de éxito que no representaba a muchas personas. Pero ahora sabemos que la diversidad y la inclusión son imprescindibles para los entornos empresariales», ha afirmado Marta García-Valenzuela, socia de Talengo y experta en diversidad, en el segundo encuentro virtual Por Talento Talks, impulsado por Inserta Empleo, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, que promueve la inclusión laboral de las personas con discapacidad, con especial atención a las mujeres, su liderazgo y desarrollo empresarial.
Acompañada por la directora del área de Empresas, Alianzas Estratégicas y RSC-D de Inserta Empleo, Mar Medeiros, Gracía-Valenzuela ha apuntado que «la diversidad es que te inviten a una fiesta e inclusión que bailes como si nadie te mirase». A su juicio, las empresas que generan valor más allá del beneficio son aquellas en las que merece la pena invertir.
«El valor de la diversidad para las estrategias de negocio supone la primera palanca, pero también el imperativo moral; integrar e incluir la diversidad es lo correcto, es una cuestión de justicia social, de derechos humanos», apuntó la experta.
Además de este imperativo moral, García-Valenzuela habló de otras cuestiones como el imperativo legal, que «obligan a que las empresas apuesten por estas estrategias de diversidad e inclusión. No da gobernanza por sí mismo, pero no cumplirlo es un riesgo de reputación, ya que permite que clientes y consumidores tomen decisiones sobre las compañías con las que trabajar».
Un tercer elemento que entra en juego para que las empresas incorporen diversidad e inclusión es el imperativo económico. «Hay que recordar que las empresas que gestionan la diversidad mejorar su ratio empresarial por encima del 25%», apuntó.
Por último, García-Valenzuela habló del «imperativo de la invocación, porque se necesita el talento de todos para generar una inteligencia colectiva». «Todo eso aporta la inclusión», aseveró, al tiempo que recordaba que «la diversidad es contar cabezas y la inclusión, que las cabezas cuenten».
Abogó por que las corporaciones y empresas permitan integrar la diversidad dentro de los equipos de trabajo, de manera que «las personas estén felices y más comprometidas».
Y advirtió, a este respecto, que nadie está libre del «metasesgo». «Como somos buenas personas, sin prejuicios hostiles hacia ningún colectivo, creemos que no tenemos sesgos, pero todos los tenemos hacia personas que son distintas a nosotros».
«No es fácil gestionar la diversidad; al contrario, es una fuente de conflicto, pero merece la pena. No podemos negar que nos movemos más cómodos entre iguales, por eso el reto es romper ese modelo y procurarnos otros donde no importe la discapacidad, la edad, el sexo o la tendencia sexual». Recordó que, en la actualidad, las empresas españolas están en niveles de dos o tres sobre cinco en cuestión de diversidad e inclusión, pero apostó por mantener una «esperanza activa» y confió en que, en el futuro, la situación mejorará.