“Este contrato de seis meses me ha cambiado la vida”. María del Carmen trabaja desde hace menos de dos semanas en la lavandería de la asociación AFAEPS , en Albacete. Si en estos momentos para cualquier persona es complicado, para ella, mujer con enfermedad mental, encontrar trabajo ha supuesto superar un doble desafío: frente al desempleo y el estigma.
“Esto me ha ayudado un montón, no tenía ni un duro”, reconoce Mari Carmen. Tras no ver posibilidades de ningún trabajo durante algún tiempo, esta albaceteña de 38 años asegura que esta oportunidad laboral le ha permitido “sentirse mucho mejor”.
Como ella, su compañera Llanos participó en un curso de formación en FSC Inserta . Hoy pone en práctica lo aprendido en la misma lavandería que María del Carmen. “Me hacía mucha ilusión, y ahora que la cosa está tan difícil, no quería desaprovechar esta oportunidad”.
En colaboración con FSC Inserta, en 2011 un total de dieciocho asociaciones integradas en la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES ) pusieron en marcha estos talleres y cursos dirigidos a promover la integración laboral de personas con enfermedad mental. Por el momento, tras la realización de treinta y siete acciones formativas en diversos ámbitos como la jardinería, informática o limpieza, 67 personas con enfermedad mental han encontrado empleo.
Sesenta y siete historias como la de Llanos, de 26 años, que dice estar “pillando el tranquillo a esto de planchar”. Para ella, el trabajo es mucho más que un sueldo, es un empujón “para ser feliz”. “Venir aquí me ayuda a centrarme, a saber organizarme. Estoy notando mucha mejoría” asegura convencida. Y ya sueña con ahorrar el dinero suficiente para hacer un tramo del Camino de Santiago este verano.
Historias también como la de Pilar, burgalesa. Llevaba más de un año sin trabajar cuando realizó dos cursos, de limpieza e informática, a través de la asociación PROSAME. “Me llamaron al día siguiente de la primera entrevista, y ahora llevo 4 meses trabajando en la limpieza de una urbanización”, comenta orgullosa. Pilar dice estar “muy contenta” de haber conseguido este empleo. Aunque tenía experiencia profesional previa, asegura que “el curso fue muy útil” porque “te enseñan a la vez que practicas”.
En 2011, las entidades FEAFES pusieron en marcha esta iniciativa formativa en 8 Comunidades Autónomas, en el marco del Programa Por Talento, sobrenombre del “Programa Operativo de Lucha contra la Discriminación 2007-2013” cofinanciado por Fundación ONCE y el Fondo Social Europeo. Estos cursos y talleres se siguen desarrollando durante el presente año.
“La última barrera”
Por su parte, Sandra, se lamenta de que en su nuevo trabajo no puede aplicar los conocimientos de informática que aprendió en el curso, aunque sí considera que formarse “siempre da ánimos” para superarse y buscar un empleo. Esta orensana de 45 años reclama más oportunidades como esta, puesto que por ahora está contratada “pocas horas semanales” y le gustaría ampliar su horario de trabajo.
En este sentido, la Confederación FEAFES recuerda que las personas con trastorno mental son el colectivo con discapacidad con menos acceso al empleo. Según la última encuesta del INE , en 2011 sólo un 16% de las personas con un trastorno mental tenía un trabajo, pero poco más del 4% de manera estable.
Para el presidente de esta entidad, José María Sánchez Monge, “se están dando pasos importantes” para la integración de las personas con trastorno mental en nuestra sociedad. Sin embargo, en su opinión, los datos demuestran que el empleo se mantiene como “la última y más clara barrera de discriminación” para este colectivo. “Por eso son tan importantes estas actuaciones”, argumenta Sánchez Monge, “porque cada inserción laboral abre una ventana entre el muro que separa a las personas con enfermedad mental y el resto de la sociedad”.
Para el movimiento asociativo de personas con enfermedad mental y familiares, “ni la crisis ni los altos índices de desempleo general” pueden justificar “una discriminación constante” basada en prejuicios y que impiden “el acceso a un derecho” a miles de personas debido a su discapacidad.
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