Las TIC, una puerta para la inserción laboral de las personas con discapacidad

Foto de familia

Expertos en el ámbito de la inserción laboral de personas con discapacidad y TIC destacaron ayer el desconocimiento existente entre el empresariado español, sobre las soluciones efectivas para que este colectivo tenga acceso a las Nuevas Tecnologías en el entorno laboral.

Así lo hicieron en el marco de los “Desayunos Sectoriales de CENTAC”, que el Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad organiza, con distintas temáticas, durante este año 2012, con el objetivo de sacar a la luz focos ocultos, nuevos retos y nuevos actores relacionados con las TIC de la accesibilidad. Estos encuentros pueden verse en directo, con un formato accesible, a través de la página web de CENTAC Abre nueva ventana.

El director de CENTAC, Juan Luis Quincoces, ha destacado que “si somos capaces de poner los recursos materiales y humanos necesarios se pueden eliminar barreras que disminuyan discapacidades e incluso las hagan desaparecer”.

En su opinión, el diseño desde el origen responde a un “cambio cultural” que supone “asumir que somos personas distintas y  hay que desarrollar pensando en todas” y se ha referido al concepto “cadena de valor” para resaltar que la accesibilidad tiene que ser un concepto transversal, ya que, ha ejemplificado, hay ocasiones en las que “un hotel es accesible pero no lo son los taxis, museos o playas” que se encuentran a su alrededor.

Una de las cuestiones que se han abordado durante el encuentro, ha sido “si prima el talento de las personas con discapacidad o la obligación de cumplir las normas en lo que respecta a la inserción laboral”. “Hay muchas personas con discapacidad con talento, pero no se es consciente de que existen”, ha puntualizado, pero “hoy pesa más la ley que el talento”.

Sobre la obligación en el cumplimiento de normas como la Lismi, el director de CENTAC ha asegurado que es necesario un seguimiento y actuar en el ámbito de la sanción, aunque ha dejado claro que es “más partidario de ser propositivo”.

Las tecnologías hoy “no son optativas”, ha dicho Juan Luis Quincoces, sino que algunas de ellas “son necesarias para sobrevivir”, como las redes sociales, que son “un instrumento de vida personal”.

Por ello, “hay que tener una cultura proevolutiva y hay que ir adaptándose”, pero existen factores como la formación o el lugar de residencia que hacen que no todas las personas tengan las mismas oportunidades de acceso a las Nuevas Tecnologías. Así, es necesario, en su opinión, “encontrar un equilibrio” y que se potencie esta igualdad desde la Administración.

En esta misma línea, el director de comunicación de Servimedia, Arturo San Román,  ha explicado que Servimedia tiene en plantilla un 48% de personas con discapacidad y éstas no podrían estar integradas sin las nuevas tecnologías. Se trata, ha recalcado, de una herramienta base para la integración, pero “la tecnología la crean las personas y la pregunta es si a la hora de diseñar hay amplitud de miras para pensar en toda la población”.

“En el mundo empresarial, cuando diseñas algo, qué cuesta diseñar para todos”, se ha preguntado, y ha considerado que “solo desde el punto de vista comercial, las personas con discapacidad son un nicho de 4 millones de personas”.

El director de comunicación se ha referido también a la Lismi y ha asegurado que aunque se ha avanzado mucho en lo que se refiere a legislación, “no hemos sido capaces de crear la cultura de la normalidad” y ha destacado que para las personas con discapacidad, el trabajo es la base de la independencia.

El mayor empleador de este país es la Administración Pública, ha asegurado, y tiene en sus manos potenciar una contratación socialmente responsable, algo que no está haciendo. En esta línea, ha subrayado que la futura puesta en marcha de la Ley de Trasparencia es un buen momento para incluir cláusulas sociales de obligado cumplimiento para las empresas a la hora participar en concursos públicos.

También ha alertado de que colectivos como la mujer o las personas que viven en el entorno rural son nichos en los que la brecha digital es enorme y, de este modo, ha dicho, “estamos creando una sociedad en dos niveles”.

Por su parte, Francisco Mazarrón, técnico de Formación y Desarrollo de Personas de MRM, ha explicado que esta empresa dedicada a prestar servicios auxiliares de la industria, manipulados, embolsado, retráctil y packaging, es un centro especial de empleo con un 86% de personas con discapacidad y un 82% de ellas con discapacidad intelectual.

Mazarrón ha explicado cómo en MRM se han adaptado terminales manuales con un software muy sencillo, de modo que el personal laboral no tiene que teclear el ordenador, sino que estos terminales disparan una pegatina que se coloca en los productos, lo que “ha disminuido muchísimo el margen de error de los inventarios” y ha conseguido hacer desaparecer en muchos casos la supuesta discapacidad.

En este sentido, ha dejado claro que la tecnología, con una buena formación, es capaz de eliminar muchas barreras”.

Desde el departamento de Accesibilidad Universal de Fundación ONCE Abre nueva ventana, Javier Blázquez ha considerado que “el gran problema” es el desconocimiento social y empresarial sobre la existencia de soluciones para que las personas con discapacidad tengan acceso a las nuevas tecnologías.

“No nos ponemos en la piel de las personas con discapacidad”, ha aseverado, ya que “cuando se desarrolla tecnología, hay que pensar en que pueda ser utilizada por toda la población”. En esta línea, ha coincidido con el resto de ponentes en que se trata de una cuestión cultural y ha subrayado que el acceso a las Nuevas Tecnologías tiener que ser una demanda de la sociedad.

En esta línea, ha destacado que hay mitos que es necesario romper, “como que una página web accesible es fea y cara”. Se trata, desde su punto de vista, de una cuestión de adaptación a los avances, tal y como ocurrió con el fax o el móvil. “Hemos tenido que aprender y evolucionar, pero lo que antes tardaba diez años en evolucionar, ahora se hace en seis meses”, ha puntualizado.

Sobre la inserción laboral de las personas con discapacidad, ha afirmado que “si conseguimos que este colectivo entre en las empresas, a través de la Lismi, los directivos acaban dándose cuenta de su valor”.

“Hay que racionalizar el uso de las tecnologías y pensar en su uso por parte de toda la población”, ha finalizado.

Rafael González, responsable de Recursos Humanos de INNOVA, ha apostado por dar más publicidad a la Lismi desde el Estado.

González ha planteado, entre otras cuestiones, la dificultad de acceso a las nuevas tecnologías, por parte de las personas que viven en el entorno rural, y la brecha digital existente también entre las generaciones adultas, así como si “el coste de las nuevas tecnologías está al alcance de todo el mundo”.

Finalmente, Eduardo Martínez, director de Inserción Laboral de la Asociación Española de Empleo con Apoyo (Aese Abre nueva ventana), ha señalado que “hay que trabajar para las personas”, pero existe, ha dicho, “un gran desconocimiento” de la discapacidad desde el empresariado, que no asume el “efecto multiplicador” de contratar a personas con discapacidad.

“Quedarse al margen de las nuevas tecnologías es quedarse al margen de determinadas ofertas de trabajo”, ha dicho, y ha apostado por romper barreras, en este sentido, para las personas con discapacidad e incluir la accesibilidad total en cualquier proyecto, generando, de este modo, una línea trasversal.

 

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