La OCDE presenta Informe de Diagnóstico para España

Portada del informe

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha presentado en Madrid su 'Informe de Diagnóstico sobre la Estrategia de Competencias para España' Abre nueva ventana, en el que recoge una evaluación minuciosa de los principales retos. La primera recomendación lanzada por este organismo internacional es que si nuestro país quiere asegurarse un futuro próspero, debemos mejorar el nivel de competencias de la población y eliminar los obstáculos a la creación de empleo.

Pese a reconocer los "claros signos de recuperación económica y el descenso de la tasa de desempleo", las medidas adoptadas hasta ahora no son suficientes para combatir la falta de innovación y creación de empleo, tal y como publica la OCDE en nota de prensa.

El Informe de Diagnóstico, explica la OCDE, delimita los doce retos en materia de competencias a los que se enfrenta España. Entre las conclusiones, destaca que España debe duplicar sus esfuerzos para asegurarse de que los jóvenes españoles adquieren y gozan de las competencias necesarias para tener éxito en el ámbito socioeconómico. Asimismo, recomienda la adopción de nuevas estrategias para llegar a los casi 10 millones de adultos escasamente cualificados.

La explicación es que, debido a la rápida expansión de la educación durante las últimas décadas, el 64% de los españoles de entre 25 y 34 años han alcanzado como mínimo una educación secundaria superior. Esto supone un incremento considerable respecto a la baja proporción (35%) de personas de entre 55 y 64 años con el mismo nivel educativo. Sin embargo, España aún tiene el cuarto porcentaje más alto de personas de entre 25 y 34 años con un nivel educativo inferior a la educación secundaria superior, con un 36%. La mayoría de estas personas se arriesgan a mantener unas bajas cualificaciones durante el resto de sus vidas y convertirse en desempleados, especialmente en tiempos de crisis económica.

Siguiendo con la formación, la OCDE destaca que es imprescindible reducir la tasa de abandono escolar prematuro –que pese a las considerables mejoras acometidas, se sitúa entre las más altas de la UE– para garantizar que los jóvenes poseen el nivel de competencias necesario de cara a satisfacer la demanda del mercado laboral y lograr el éxito socioeconómico, así como para conseguir reducir de cara al futuro el número de adultos que sucumben ante la brecha digital y económica.

Otra de las preocupaciones es la tasa de jóvenes que no trabajan ni estudian (ni-ni), situada en el 20%, uno de los porcentajes más elevados de los países de la OCDE, sólo superada por México, Grecia, Italia y Turquía. Estas tasas de ni-ni están relacionadas con el gran número de abandonos escolares en la educación obligatoria.

Para la OCDE, este panorama juvenil podría reflejar la decisión de muchos jóvenes de permanecer durante más tiempo en educación o formación mientras esperan que la economía se recupere y empiece a generar más empleos. La mayoría de los jóvenes ni-ni (alrededor del 71,2%) están buscando trabajo activamente, pero el 35,5% declaró que no están registrados en los servicios públicos de empleo. Estos jóvenes en concreto corren el riesgo de volverse desempleados de larga duración.
 
Pese a la evolución positiva del mercado laboral español, éste sigue caracterizado por un alto índice de paro, tanto adulto como juvenil. El gran número de jóvenes que lucha por abrirse camino en el mercado laboral se enfrenta a unas condiciones particularmente difíciles. España ha de acometer ulteriores reformas más profundas tanto para incentivar la contratación y la creación de empleo como para favorecer la reinserción laboral de toda persona inactiva o en paro. Un gran número de trabajadores españoles tiene una vinculación contractual temporal y goza de menos oportunidades de participar en programas de formación financiados y/o patrocinados por los empleadores.

El desempleo en España se encuentra en un nivel sin precedentes, alerta la organización, y entre los países de la OCDE sólo es superado por Grecia. Este puesto destacado es muy preocupante, como también lo es la alta tasa de desempleo de larga duración, que era de un 53,4% en el tercer trimestre del 2014 en comparación con una media del 34,7% en la OCDE. España no puede permitirse contar con tantos desempleados ni con tantos desempleados de larga duración.
 
Por su parte, los empleadores han de hacer un uso óptimo y aplicar de forma más efectiva las competencias de sus trabajadores y empleados mediante la adopción de prácticas modernas en el puesto de trabajo encaminadas a potenciar la productividad, innovación y competitividad de las empresas. También se recomienda una cooperación más estrecha entre el sector privado y el sistema de educación superior con el fin de aportar un mayor beneficio a los estudiantes, a la economía y, en definitiva, a la sociedad.

Por un lado, el alto nivel de endeudamiento y el envejecimiento de la población forzarán a España a buscar mecanismos de financiación de su sistema de competencias más eficaces y eficientes; por otro, es igualmente importante disponer de una mayor y mejor información sobre las oportunidades de aprendizaje y las tendencias del mercado de trabajo para que actores como los solicitantes de empleo, empleadores y futuros alumnos puedan tomar decisiones más acertadas y mejor informadas.

Para pasar del diagnóstico a la acción, tanto los gobiernos, ya sea a nivel nacional o regional, como las partes interesadas han de trabajar conjuntamente. Si España desea mejorar sus resultados en materia de competencias y garantizar un futuro más próspero e inclusivo a sus ciudadanos, deberá estar dispuesta a colaborar y mostrarse lo suficientemente proactiva.


En la presentación del informe, Andreas Schleicher, Director del departamento de educacion y competencias de la OCDE, ha mnifestado que "la globalización y los rápidos avances tecnológicos interactúan de tal forma que redefinen la estructura del empleo y las competencias y cualificación necesarias para ocupar determinados puestos de trabajo en todos los países de la OCDE, no siendo España una excepción. Todo parece apuntar a un mundo en el que será cada vez más importante alcanzar unos niveles competencias más altos como clave del éxito de todo individuo en el ámbito socioeconómico".

"Es hora de centrarse en mejorar el nivel de competencias de los españoles y optimizar sus competencias en el puesto de trabajo para fomentar el crecimiento inclusivo y la innovación. La Estrategia de Competencias de la OCDE brinda a España un marco de referencia útil en torno al que han de girar la formulación y el diseño de políticas eficaces e  integradas en materia de competencias", añadió Schleicher.

 

 

Nathalie Domínguez