El alto Comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, ha manifestado su repulsa hacia los ya conocidos abusos ejercidos contra niños albinos en muchos países de África oriental, entre otros lugares del mundo. A lo largo de los últimos seis meses, destaca, "al menos quince niños albinos han sido raptados o han padecido un intento, han resultado heridos o asesinados".
Zeid Ra’ad Al Hussein ha insistido en la importancia de luchar contra la impunidad de los crímenes cometidos contra personas albinas. Como ejemplo de primeras buenas prácticas en este ámbito el Comisario ha pensado en "la prohibición de la brujería impuesta por las autoridades tanzanas el pasado mes de enero, así como la condena de cuatro personas que asesinaron a una mujer albina en 2008". No obstante, la condena no es la única medida para el mandatario, quien transmitió a los gobiernos la necesidad de rehabilitar a los supervivientes y a sus familias de manera prioritaria.
ALGUNAS CIFRAS
Algunos datos ofrecidos por el Comisario apuntan que sólo en Malaui, en las diez primeras semanas del año, se han contabilizado seis incidentes habiéndose incluso creado, en el distrito de Machinga, un grupo especial para la búsqueda de personas albinas. No sólo los niños corren peligro. Una mujer de 68 años fue hallada con la cabeza y las extremidades amputadas.
En Tanzania, algunos de los casos más espeluznantes pasan de la tentativa de secuestro de un niño de cuatro años, al asesinato de un bebé de apenas un año que fue secuestrado el pasado 17 de febrero y al que le cortaron con los brazos y piernas.
Otros países como Burundi, donde se han registrado 19 asesinatos de albinos desde el año 2008, se ha elaborado una política regional destinada a promover y proteger los derechos de este colectivo, sin embargo, observa la ONU, no parece haberse iniciado.
En todos los lugares del mundo, las personas con albinismo continúan siendo víctimas de la discriminación y la exclusión social. El Comisario Zeid Ra’ad Al Hussein ha apelado a los gobiernos a reaccionar más activamente en la ayuda a estas personas de manera que puedan llevar una vida normal y productiva.
Nathalie Domínguez
