La Obra Social 'la Caixa' y el Ministerio del Interior promueven la reinserción social a través del trabajo entre más de 1.300 reclusos en 2015, los cuales se encuentran en la parte final de sus condenas. Servimedia ha recogido varios testimonios de presos que se han acogido al programa Reincorpora, que da nombre a esta iniciativa y que logra más de un 60% de empleabilidad entre los participantes.
Cuando un preso alcanza la conocida como ‘condicional’ o ‘tercer grado’, supone el último tramo antes de acabar su condena y quedar en libertad. En ese momento gozan de un régimen de semilibertad o ‘de régimen abierto’ que les permite disfrutar de unas horas “libres” durante el día, teniendo que pasar la noche en los CIS (Centros de Internamiento Social).
Tal y como explicó a Servimedia la doctora Ángeles Esteban, psicóloga y criminóloga especializada en centros penitenciarios, “es necesario tener un empleo para obtener el tercer grado”, por lo que programas como Reincorpora -que coordina la Obra Social de 'la Caixa'- buscan fomentar la formación y el empleo entre los reclusos que se encuentran a punto de terminar sus condenas.
José Cristóbal tiene este jueves una entrevista de trabajo en la cocina de un restaurante de una conocida cadena mexicana. “Ya tengo el traje de cocinero”, explicó José, quien tiene 50 años y había trabajado previamente en la construcción antes de ingresar en prisión. “Ahora voy a hacer burritos”, bromeó. “Muchos no han trabajado nunca o hemos trabajado poco”, por lo que el proyecto forma a los presidiarios y dispone de una bolsa de empleo que trata de manera personalizada a cada demandante.
La doctora Esteban destacó la necesidad de que estas personas encuentren un empleo, ya que más allá de ofrecerles una oportunidad laboral “les facilita mucho la integración”. Además, según esta experta, el trabajo supone una garantía para que no reincidan, pues “si estas personas vuelven al ámbito social en el que estaban antes de entrar en prisión, la reincidencia puede ser mayor”, ya que “el empleo les hace crear un nuevo ámbito”.
El programa Reinserta también ofrece cursos de formación a los reclusos, algo que los participantes en el programa agradecen. “Aterrizas totalmente desactualizado, no sabes lo que son los currículums por Internet… Antes era un papel y ahora hay que aprender a moverse en este mundo”, explicó José Cristóbal, quien ha cursado una formación en hostelería.
Para Paco, de 58 años, el trabajo supone “salir del túnel y ver la luz otra vez”. Le queda un año para terminar su condena e indicó que “la condicional me la darán dentro de poco”. Dentro de una semana comienza a trabajar como conserje en una finca por dos meses, pero, tal y como explicó, le han dado buenas expectativas: Si me porto bien… aunque yo me porto bien siempre, menos una vez”. Para Paco este trabajo supone su primer empleo después de salir de prisión, y lo agradece sobre todo por su familia: “Tú lo pasas mal, pero la familia es la que más sufre”.
Ángeles Esteban destacó que “el tercer grado les permite salir de la cárcel de manera más paulatina” y “hace que se adapten mejor y no les suponga un choque”. Pero para acceder a ello hay que tener un contrato, aunque sea temporal, algo que muchos piden a amigos con negocios propios, según indica la web ‘Infoprisión’. Preguntado por cómo se plantea el futuro con trabajo, José Cristóbal destacó que “lo importante sería no volver a estos sitios, porque pierdes vida. Intentar ser una persona normal”.
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