Alcanzar la cobertura sanitaria universal y otras metas de salud recogidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 67 países de ingresos medianos y bajos donde vive el 75% de la población mundial supondría evitar 97 millones de muertes prematuras hasta 2030 y prolongar 8,4 años la esperanza de vida en algunas naciones.
Así lo asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un artículo publicado en la revista 'The Lancet Global Health', donde el director general de esta agencia de la ONU, Adhanom Ghebreyesus, sentencia: "La cobertura sanitaria universal es, a fin de cuentas, una decisión política. Todos los países y gobiernos nacionales tienen el deber de esforzarse por alcanzarla".
El estudio sobre la factura sanitaria de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (aprobados por 193 países en 2015 con el fin de acabar con la pobreza, combatir la desigualdad y luchar contra el cambio climático hasta 2030) expone dos hipótesis: una "ambiciosa" en la que las inversiones son suficientes para que los países alcancen las metas sanitarias de los ODS de aquí a 2030 y una "de mejora" en la que los Estados recorren al menos dos terceras partes el camino hacia las metas.
En ambas hipótesis, las inversiones en los sistemas sanitarios (por ejemplo, contratar a más trabajadores sanitarios; construir y poner en funcionamiento nuevos consultorios, hospitales y laboratorios, y adquirir material e instrumental médico) representan el 75% del total.
El resto se destina a medicamentos, vacunas, jeringas y otros productos necesarios para prevenir o tratar determinadas enfermedades y para actividades como la formación, las campañas sanitarias y las actividades de divulgación dirigidas a comunidades vulnerables.
HIPÓTESIS "AMBICIOSA"
En la hipótesis "ambiciosa", el logro de las metas sanitarias de los ODS requeriría realizar nuevas inversiones crecientes con el tiempo, desde 134.000 millones de dólares (116.800 millones de euros) anuales iniciales hasta 371.000 millones de dólares (323.400 millones de euros) en 2030, lo que supone 58 dólares (50,56 euros) por persona.
El análisis muestra que el 85% de estos costes se pueden asumir con recursos internos, si bien 32 de los países más pobres sufrirían un déficit de financiación de 54.000 millones de dólares (47.000 millones de euros) al año y seguirían necesitando ayuda externa.
En la investigación no se incluyeron los países de ingresos altos, pero en otras estimaciones se ha comprobado que todos ellos pueden costear la cobertura universal de servicios sanitarios esenciales a todos sus ciudadanos.
En la hipótesis "ambiciosa" se prevé aumentar el personal sanitario con 23 millones de nuevos trabajadores y la construcción de más de 415 000 nuevas instalaciones sanitarias, el 91% de ellas centros de atención primaria.
Estas inversiones incrementarían la proporción del Producto Interior Bruto (PIB) correspondiente al gasto sanitario en los 67 países desde un promedio de 5,6% hasta un 7,5% (en el ámbito mundial, la proporción del PIB correspondiente al gasto sanitario es, de promedio, del 9,9%). Aunque un aumento del gasto sanitario no se traduce necesariamente en una mejora de la salud, ello puede lograrse realizando las inversiones adecuadas en el momento preciso.
La investigación indica que estas inversiones podrían evitar 97 millones de muertes prematuras (una cada cinco segundos durante 15 años), entre ellas más de 50 millones de mortinatos (niños que nacen sin vida) y de fallecimientos de niños menores de cinco años, así como 20 millones de muertes por enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. La esperanza de vida aumentaría entre 3,1 años y 8,4 años, y los 67 países ganarían 535 millones de años de vida saludable.
HIPÓTESIS "DE MEJORA"
Por otro lado, en el escenario "de mejora" se necesitaría aumentar las inversiones desde 104.000 millones de dólares (90.660 millones de euros) anuales iniciales hasta 274.000 millones de dólares (238.800 millones de euros) cada año en 2030, es decir, 35,70 euros al final del periodo.
Estas inversiones permitirían evitar cerca de 71 millones de muertes prematuras y aumentarían la proporción del PIB correspondiente al gasto sanitario en un promedio de un 6,5%. Se añadirían más de 14 millones de nuevos trabajadores sanitarios y se construirían cerca de 378.000 instalaciones sanitarias, el 93% de ellas centros de atención primaria.
El análisis abarca metas incluidas tanto en el ODS 3 (salud y bienestar) como en los ODS 2 (hambre cero), 6 (agua limpia y saneamiento) y 7 (energía asequible y no contaminante). En cambio, algunas metas y enfermedades no se incluyeron por la dificultad de estimar sus costes asociados y la mejora de la salud que pueden conllevar, o bien a la ausencia de datos sólidos.