Sergio Garrote, el mejor ciclista de manos español de la historia gracias a su "disciplina, superación y sacrificio"

Garrote

Y lidera el palmarés internacional

La constancia, la disciplina y el sacrificio han hecho de Sergio Garrote el mejor ‘handbiker’ español de la historia con un palmarés repleto de títulos de campeón paralímpico, mundial, europeo, de Copa del Mundo, español y catalán, al tiempo que lidera el ranking internacional de su categoría desde 2019 excepto 2020, año anómalo por el estallido de la pandemia de la covid-19.

Garrote, barcelonés de 43 años y residente en Viladecans, entrena y compite en ‘handbike’, esto es, una bicicleta que se impulsa con las manos y que permite practicar ciclismo a personas con dificultades de movilidad en las piernas. Con un palmarés envidiable de cerca de 90 medallas internacionales, sentencia: “Cada oro guarda un recuerdo y un sufrimiento en mi corazón”.

Este sábado se celebra el Día Mundial de la Bicicleta como cada 3 de junio desde 2018, al reconocer la ONU que se trata de un medio de transporte “sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico” con cerca de dos siglos de existencia, y “contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud”.

La bicicleta contribuye a un aire más limpio, a reducir los atascos y a que la educación, la atención a la salud y otros servicios sociales sean más accesibles para las poblaciones más vulnerables del planeta, por lo que durante este sábado se celebrarán iniciativas que darán la vuelta al mundo para fomentar el uso este medio de desplazamiento, algo constatable especialmente tras la pandemia de la covid-19.

“La gente hace más uso de la bicicleta y practica deporte al aire libre. La ONU reconoce la bicicleta como el medio más sostenible con el medio ambiente”, apunta Garrote en declaraciones a Servimedia.

Garrote celebra que áreas metropolitanas como la de Barcelona incluyan carriles bici próximos al reservado a autobuses o taxis, lo que supone “incorporar” este medio de transporte a la cotidianeidad española, algo plenamente asumido en países nórdicos, donde “la gente monta antes en bicicleta que aprende a caminar”.

Además, la edad no es una excusa para subirse a una bicicleta y más en los tiempos actuales con el auge cada vez mayor de las ‘eBikes’ o bicis eléctricas. “Lo recomiendo como un medio integrador, educativo, de transporte, para todo. Es fantástica”, apunta.

PRIMEROS PINITOS

Garrote montaba en bicicleta de montaña y de carretera lo que le permitía su trabajo y vida familiar antes de 2001, cuando un accidente laboral en la construcción le produjo una lesión medular que le obligó a transformarse.

Cursó estudios de Medicina y Criminología, y en 2014 adquirió una ‘handbike’ con la que comenzó a ‘manolear’ tumbado sobre una bicicleta adaptada a pocos centímetros del asfalto. Su primera competición no tardó en llegar apenas dos meses después.

“Era un circuito europeo en Castelldefels. Vinieron ciclistas referentes y me apunté. Quedé último o penúltimo, no me fue nada bien en cuanto al resultado, pero sí en que resultó ser el pistoletazo de salida a una parte competitiva que yo tenía y que desconocía”, rememora, antes de precisar: “El carácter va en el ADN de cada uno. La disciplina, la superación, el trabajo y el sacrificio van unidos a mi persona”.

Un mes después, participó en el Campeonato de España en Ciudad Real y posteriormente ganó su primera carrera en Barcelona y se proclamó campeón de Cataluña en contrarreloj individual y prueba en ruta. “A partir de ahí, la competición se unió a mí”, resume.

Este ciclista tozudo y disciplinado, casado y con una hija, fue entonces edificando una carrera deportiva de largo recorrido y con progresión ascendente en la categoría H2 (ciclistas con lesión medular o amputación severa en las piernas que compiten en ‘handbike’).

En 2016 entró en el equipo de tecnificación de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEF) y escaló otro peldaño más al debutar internacionalmente en la Copa del Mundo celebrada en Bilbao, donde se colgó sendas medallas de plata en contrarreloj y ruta, en esta última prueba por delante del austríaco Wolfgang Schattauer, a la postre bronce paralímpico en Río 2016. “Di un salto de calidad en el ámbito internacional cuando en marzo participé por mi cuenta en una prueba de la Copa de Europa”, recuerda.

COLECCIONISTA DE MEDALLAS

Desde entonces, este coleccionista de medallas ha ido agrandando un palmarés exitoso. En 2017 se convenció de que es un corredor a tener en cuenta para medallas internacionales y que podía tutear a los mejores del mundo. De hecho, consiguió el bronce en la contrarreloj y la ruta del Mundial de Pietermaritzburg (Sudáfrica) y otros tres bronces más repartidos en las Copas del Mundo de Emmen (Países Bajos) y Maniago (Italia).

“Vas consiguiendo una progresión natural, en ciclismo es poco a poco con pautas de trabajo y de disciplina, aunque los rivales van variando, aparecen unos, otros se descuelgan… Cada año que pasa el nivel aumenta muchísimo y los resultados son más ajustados en todas las disciplinas. Cada vez es más difícil”, resume.

En 2018 obtuvo seis medallas entre las Copas del Mundo de Emmen y Baie-Comeau (Canadá), con la particularidad de que ganó su primer oro en la prueba en ruta en tierras canadienses. Y se bañó tres veces en bronce en el Mundial de Maniago.

Un año después, en 2019, revalidó el título de campeón en ruta en la Copa del Mundo de Baie-Comeau, donde logró otros dos bronces más, e hizo doblete de plata en el Mundial de Emmen, una de ellas al quedarse en la contrarreloj a poco más de un segundo del ganador, el italiano Luca Mazzone. “Algo que nunca olvidaré: fue la plata más amarga y dolorosa que jamás haya recibido. Aunque luego, con los años, la valoras muchísimo”, subraya.

El capítulo internacional de 2020 quedó aparcado por la irrupción de la pandemia de la covid-19 y llegó un 2021 inolvidable. “Conseguí todo a lo que aspiraba”, recuerda. Por ejemplo, recibió dos oros en la Copa del Mundo de Ostende (Bélgica), uno de ellos al emplear un segundo menos que el francés Florian Jouanny en la lucha contra el crono. En el Mundial de Cascais (Portugal), tuvo que conformarse con una triple plata: contrarreloj individual, ruta y relevos.

Y llegaron los Juegos Paralímpicos de Tokio, que marcaron un antes y un después. Firmó un debut de ensueño al proclamarse campeón de la contrarreloj con apenas 26 centésimas menos que Mazzone, de quien se vengó tras el resultado ajustado de esa prueba en el Mundial de 2019. “Entramos en el mismo segundo en la contrarreloj, que es la que decide la situación de los corredores en las categorías”, comenta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, felicitó a garrote por esa gesta a través de las redes sociales.

Pocos días después, el ciclista de Viladecans consiguió la medalla de bronce en la prueba en ruta con el monte Fuji de testigo.

En 2022, Garrote amarró los oros en contrarreloj -con 16 centésimas menos que Mazzone- y ruta de la Copa del Mundo de Quebec (Canadá), un oro en la contrarreloj del Mundial de Baie-Comeau y otro en la ruta del Europeo.

Este año ya puede presumir de triplete de oro al ganar a finales de mayo la contrarreloj, la ruta y los relevos en la copa del Mundo de Huntsville (Estados Unidos).

PRÓXIMAS METAS

El siguiente objetivo es el Mundial de Glasgow (Reino Unido) y el Europeo de Rotterdam (Países Bajos), ambos en un intenso mes de agosto y con apenas una semana de diferencia entre ambos campeonatos.

“He conseguido todo en el ámbito deportivo, todos los títulos a los que he optado. He sido campeón paralímpico, del mundo, de Europa, de Copa del Mundo, de España y de Cataluña. Cada uno de los oros guarda un recuerdo en mi corazón y un sufrimiento para llegar a ello”, destaca.

No en vano, Garrote apunta que “el alto nivel en ciclismo requiere de mucho sacrificio y sufrimiento a nivel familiar, económico y personal para llegar al objetivo”. “Trabajo 24 horas al día y siete días a la semana. Entreno seis días a la semana, pero un deportista lo es desde que se levanta hasta que se acuesta, con su componente de trabajo mental, descanso, alimentación… También dedico tiempo a mi familia y a enriquecerme de conocimientos, sobre todo de reparaciones mecánicas”, explica.

Defensor de vivir la vida disfrutando del camino hasta la siguiente parada, después de Glasgow preparará otras competiciones antes de centrarse en los Juegos Paralímpicos de París 2024. “Sueño con dos oros y trabajo para ello, sin olvidar que tengo como rival directo a Florian, que es anfitrión y pondrá el todo por el todo ante su país y en su ciudad. Está dentro de las posibilidades optar a medallas, independientemente del color. Tengo mis objetivos para ganar el oro, sin olvidarme de que tengo rivales”, indica.

En todo caso, sentencia: “París llegará cuando tenga que llegar. Nunca jamás en la vida pongo expectativas muy lejanas. En 2020 estalló una pandemia y todo cambió. En ese azar de la vida, quién sabe lo que va a pasar. Para estar en París tienes que pasar antes por Glasgow. ¿Qué puede haber después de París? Si hay competitividad y lucha por medallas, estaremos ahí. Hay campeones paralímpicos en Tokio de hasta 64 años, la edad no es un factor determinante”, concluye.