Una iniciativa con financiación europea buscará las causas biológicas que subyacen en el aislamiento social, que es un síntoma temprano común de esquizofrenia, alzhéimer y depresión mayor. Se trata del proyecto Prism (Psychiatric Ratings using Intermediate Stratified Markers), una cooperación público-privada de 16,5 millones de euros que ha unido a investigadores de instituciones académicas europeas y compañías farmacéuticas.
Una de las instituciones que participa en este proyecto es el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam ), dependiente del Instituto de Salud Carlos III .
El Cibersam explica que la falta de comprensión de las causas biológicas profundas es una de las razones que ayudan a explicar “el drástico descenso” en el desarrollo de nuevos fármacos para tratar los trastornos neuropsiquiátricos.
"Las enfermedades mentales suponen una inmensa carga para los pacientes, sus familias y toda la sociedad”, afirma Pierre Meulien, director ejecutivo de la Iniciativa de Medicinas Innovadoras (IMI), entidad que apoya el proyecto.
Meulien añade que uniendo a expertos líderes de la industria y académicos, el proyecto Prism “está bien posicionado para mejorar la comprensión de las causas subyacentes de los desórdenes mentales y contribuir así a allanar el camino para los nuevos y efectivos tratamientos que esperan los pacientes”.
Desde esta perspectiva, el proyecto se propone descubrir las causas biológicas que hay detrás del aislamiento social, uno de los primeros indicadores de la aparición de diversas enfermedades psiquiátricas y neurológicas comunes, aunque también un síntoma que puede estar causado por procesos neurobiológicos muy diferentes.
Para hacerlo, Prism, financiado por la IMI, medirá la actividad cerebral y el comportamiento de un grupo de pacientes diverso con la utilización de una variedad de técnicas nuevas y existentes, que van desde análisis de sangre hasta 'apps' sobre comportamiento en smartphones.
El proyecto correlacionará simultáneamente estas actividades con los niveles de aislamiento social, centrándose inicialmente en la enfermedad de Alzheimer y la esquizofrenia, pero también observando la depresión mayor.
“En estos momentos, no sabemos dónde podremos llegar, pero esperamos que esta nueva comprensión nos conduzca al descubrimiento de nuevas dianas terapéuticas o incluso a un mejor uso de los antiguos fármacos", explica el coordinador del proyecto, el profesor Martien Kas, del Centro Médico Universitario de Utrecht y de la Universidad de Groningen, en Holanda.
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