El 29%, experimenta dificultades o muchas dificultades para llegar a fin de mes y que el 46,1% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos
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Una de cada tres personas con discapacidad está en riesgo de pobreza o exclusión, según el estudio 'El estado de la pobreza, 10º Informe Arope. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España 2008-2019', elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES).
Desde 2018, la EAPN-ES incluye en estos informes anuales un capítulo sobre las condiciones de vida de las personas con discapacidad. La principal conclusión de este informe referida a la discapacidad es que estas personas soportan un riesgo de pobreza y/o exclusión mucho más elevado que aquellas que no tienen discapacidad.
Los datos de 2019 apuntan que la tasa Arope de las personas con discapacidad es de 32,5%, esto es, una de cada tres personas con discapacidad está en riesgo de pobreza y/o exclusión, la cifra más elevada de la década. Los datos de esta tasa en las personas sin discapacidad es de 22,5% (diez puntos porcentuales menos).
Al considerar la edad y el sexo, se observan las siguientes variaciones en la tasa Arope: altas tasas de riesgo de pobreza y/o exclusión entre los grupos más jóvenes y más bajas a medida que la edad aumenta, esta circunstancia es similar para las personas sin discapacidad, y las mujeres con discapacidad presentan una tasa de riesgo de pobreza y/o exclusión ligeramente menor que los varones con discapacidad.
Respecto a la tasa de riesgo de pobreza, el informe señala que el 23,6% de las personas con discapacidad está en riesgo de pobreza. Este porcentaje se reduce hasta el 18,25% para las personas sin discapacidad. Por otra parte, también la tasa de pobreza severa de las personas con discapacidad es mayor, ligeramente, que la de las personas sin discapacidad.
El documento destaca como relevante la relación entre actividad y pobreza en las personas con discapacidad. Expone que “el 12,8% de las personas con empleo son pobres y esta cifra se incrementa hasta el 17,1% si se considera sólo a las personas ocupadas con discapacidad. Se supone que el empleo de las personas con discapacidad está más protegido, sin embargo, tampoco el trabajo les preserva de la pobreza”.
Por otra parte, la privación material severa es, también, notablemente más elevada entre las personas con discapacidad (7,5%) que entre las personas sin discapacidad (3,7%). El informe destaca entre los datos de esta variable, el de la imposibilidad de permitirse una comida de proteínas cada dos días que alcanza al 6,2 % de las personas con discapacidad (el doble que las personas sin discapacidad).
El 29%, experimenta dificultades o muchas dificultades para llegar a fin de mes y que el 46,1% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos. Entre las personas sin discapacidad estas últimas cifras son 16 puntos porcentuales más bajas.
El estudio considera como personas con discapacidad a aquellas de 16 o más años de edad que afirman en la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV-INE) haberse visto condicionadas en algún momento debido a un problema de salud para realizar las actividades que la gente habitualmente hace, por lo que las personas que se incluyen en esta definición no necesariamente disponen de certificado de discapacidad.
Por su parte, la tasa Arope es un indicador que sirve para medir de forma porcentual el número de personas que se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social. El indicador combina elementos de renta, posibilidades de consumo y empleo.