La Oficina de Estadística de la Unión Europea ha publicados los datos disponibles sobre la situación social y económica de los 44 millones de adultos con dicapacidad, con edades comprendidas entre los 15 y 64 años, en la Unión de los 28 para el año 2011. Educación, mercado laboral, inclusión social...sea cual sea el sector analizado las conclusiones son las mismas: la situación de las personas con discapacidad en los países de la UE son menos favorables que las de las personas sin discapacidad.
DATOS GENERALES
Tal y como informa Eurostat, en 2011, la tasa de empleo en adultos con discapacidad se situaba en el 66,9%, mientras que la tasa de personas discapacitadas que tenían un empleo era del 47,3%.
La misma tendencia se daba en el sector de la educación. El 6,9% de las personas con discapacidad de entre 25 y 64 años habían recibido una educación o formación a lo largo de toda la vida, contra el 9,8% de la población sin discapacidad.
No menos diferencial era la brecha relacionada con la exclusión social o riesgo de poberza: un 20% para la población mayor de 16 años sin discapacidad, frente al 21,4% con discapacidad. En 2013, casi el 30% de las personas con discapacidad están en esta situación.
TASA DE EMPLEO
La media de la tasa de empleo para las personas con discapacidad (15 a 64 años) en la UE28, se situó en el 47,3%, frente al 66,9% de las personas sin discapacidad, lo que sitúa la brecha de empleo en -19,6 puntos.
Pero ¿Qué lugar ocupó España entre sus vecinos comunitarios? Lejos de lo que pensamos, aunque esta tasa de empleo de personas con discapacidad no era muy elevada, sí es cierto que se situaba ligeramente por debajo de la media (44,3%), frente al 60,5% de los no discapacitados, lo que marcaba una diferencia, eso sí, de -16,2% entre ambos sectores de la población.
Los países nórdicos son los que reflejan una mayor normalidad a la hora de insertar laboralmente a las personas con discapacidad. Todos ellos superan el 60% de inclusión: Austria (60,3%), Finlandia (60,8%), Luxemburgo (62,5%) y Suecia (66,2%).
Por el contrario, aquellos que apenas alcanzaron una tasa de empleo del 40% fueron: Hungría (23,7%), Irlanda (29,8%), Bulgaria (30,7%), Rumanía (31,8%), Eslovaquia (31,9%), Croacia (33%), Polonia (33,9%), Malta (34,4%), Grecia (35,5%) y República Checa (38,6%).
EDUCACIÓN Y FORMACIÓN CONTINUADA
En materia de formación, las estadísticas de 2011 para las personas con discapacidad de entre 25 y 64 años que accedió a una formación continuada sitúa la media para la UE28 en el 6,9% y, para las personas sin discapacidad, en el 9,8%, lo que supone un diferencial de -2,8 puntos.
En España, el 8,4% de los adultos con discapacidad accedió a una educación o formación continuada, frente al 12,6% de las personas que no presentaban ninguna discapacidad.
Pese a estar por encima de la media global de nuestros compañeros europeos, España estuvo aún muy lejos de la formación continuada de la población con discapacidad de Dinamarca (24,5%) y de Suecia (26,2%). Pero, afortunadamente, también estuvo muy alejada de países con índices de inserción educativa paupérrimos, como Rumanía (0,5%), Hungría (0,8%), Grecia (1%) Eslovaquia (1,5%), Polonia (1,7%), Lituania (2,2%) o Letonia (2,7%). Ninguno alcanzó el 3%.
RIESGO DE POBREZA O EXCLUSIÓN SOCIAL EN 2013
Los últimos datos disponibles sobre el riesgo de pobreza o exclusión social son de 2013. La media de la tasa de risgo de pobreza o exclusión social de personas con discapacidad (a partir de los 16 años) en la Unión Europea de los 28 fue del 29,9%, frente al 21,4% sin discapacidad. Por lo que la brecha de riesgo que separó a ambos fue del 8,5%.
En España, esta tasa de riesgo se sitúa en el 29,4% para las personas con discapacidad y en el 25,7% para los adultos sin discapacidad. La diferencia es del 3,7%. Y, aunque parezca desorbitado, Eurostat refleja que España es uno de los países que menos diferencias presenta entre ambos sectores de población. Esto es, datos poco afortunados en materia de riesgo de pobreza, pero sin muchas diferencias entre ambos grupos.
Las sorpresas llegan así cuando constatamos que, efectivamente, el riesgo de pobreza y exclusión para las personas con discapacidad en, por ejemplo, Holanda es del 21,4%. Menor que en España, sí. Sin embargo, la diferencia que hay respecto a las personas sin discapacidad es del 10,1%.
Otro ejemplo es el de Bélgica, con una diferencia de riesgo de exclusión social y pobreza entre personas con discapacidad (34,3%) y sin discapacidad (16,6%) del 17,7%. El país que destaca por sus datos negativos es Bulgaria, donde el 63,7% de su población con discapacidad está en riesgo de exclusión, así como el 44,1% de las personas sin discapacidad, una diferencia entre ambos del 19,6%. Riesgos y brechas peligrosamente elevados.
Nathalie Domínguez